El método Camavinga
Thomas Serafin, fisio y osteópata de confianza del francés, detalla en AS los secretos del poderoso físico del medio. “Su nivel máximo lo alcanzará en cuatro o cinco años”, apunta.
Autocrítico, también satisfecho. “Puedo hacerlo mejor, perdí bastantes balones. Aun así, ha sido una buena actuación. Pero lo que importa, el objetivo, es ganar”. Camavinga lideró el triunfo de Francia ante Israel (1-4) y después habló como un líder. Abrió la lata y cocinó el segundo de Nkunku. Gol, asistencia y refuerzo. De Deschamps (“Lo hizo muy bien”, le felicitó) y propio. Porque el madridista afronta un parón capital. Sin Kanté (lesionado) ni Rabiot (sin ritmo), el de Cabinda tiene una oportunidad de oro para golpear la puerta tan fuerte como lo ha hecho en el Madrid. A la primera, bingo. Sin rastro de ese esguince del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda. Su grito en Varsovia congeló al Madrid. Se temió lo peor, pero el vaso quedó medio lleno. ‘Sólo’, 47 días de ausencia. Suplente en el derbi, pero ya enlaza tres titularidades (Lille, Villarreal e Israel). De un golpe que pudo ser rotura de cruzado a ‘su’ normalidad. De 0 a 100. ¿La clave? Thomas Serafin la radiografía en AS.
“Desde que tiene 16 años estamos juntos. Tuvo una pubalgia cuando dio el salto al primer equipo del Rennes y le gustó el tratamiento. La primera sesión fue brutal y luego, cuando llegó el Madrid, me dijo: ‘Te quiero a mi lado’. Y hasta ahora”, sonríe Thomas, fisio y osteópata de Camavinga (y amigo), en su encuentro con este periódico en Madrid, en Ifema. No cuesta encontrarle. Una enorme fotografía de Cama acompaña a su stand. “Es nuestro mejor embajador”, sonríe de nuevo. Allí está presentando LightBack, uno de los secretos del físico del zurdo.
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Para explicar el funcionamiento de su máquina tumba al redactor en la camilla. La intensidad se nota. Un gesto natural potenciado. Mucho. “Con el cinturón flexionas la cadera y realizas un movimiento de compresión en la rodilla, que en realidad es una descompresión. No es una máquina mágica, pero cambia muchas cosas en la recuperación y en la descongestión. En la preparación física y la musculación se congestiona el cuerpo y LightBack lo descongestiona. Llega a lugares donde la terapia manual no puede”. No se atreve a lanzar un tiempo exacto, pero estima que este tipo de trabajo ha recortado los pazos del centrocampista “unas dos semanas”. Ya no para volver, sino para hacerlo como lo ha hecho.
“Está al mismo nivel físico que antes o incluso superior”. “Además, sus lesiones han sido traumatismos, golpes como el de Aurélien en Varsovia, no suele tener problemas musculares...”. Y puntualiza: “Aunque no todo somos nosotros (también tiene nutricionista, cocinero y preparador en su equipo de trabajo), su genética y ética de trabajo es brutal. Recupera más rápido que el resto”. Amén de apuntar en otra dirección, el Madrid: “Trabajamos de manera complementaria con Pintus y su equipo. Sébastien (Devillaz), su mano derecha, y Guido (Spirandelli), que se ha encargado de la parte de readaptación de Eduardo”. Donde no llega el club lo hace Thomas, y viceversa. Siempre con comunicación constante.
LightBack en Valdebebas
No sólo Camavinga utiliza la tecnología. Era el único, pero el éxito ha ido añadiendo clientela. El propio Real Madrid ha comprado una para su ciudad deportiva, también el Caen de Mbappé y jugadores como Tchouameni, Rodrygo, Jeremy Doku, Moussa Dembélé, Édouard Mendy, Aréola o Thomas Lemar trabajan con ello. “Readaptación, rehabilitación, recuperación y preparación son las claves del trabajo físico y con LightBack lo tienes todo”, resume Thomas.
El día a día es fundamental. Thomas acompaña a Camavinga casi a diario: “Trabajamos cuatro días a la semana e incluso cinco, como en la etapa de recuperación de la lesión”. También en ‘vacaciones’, comilla fina porque casi siempre hay horas extras. “Cuando estuvimos en Dubai encontramos el hueco. Cuando viajamos, LightBack es mi maleta”, ríe. Sin ir más lejos, UCLA, cuartel general madridista casi cada pretemporada, lo ha sido para Camavinga y su equipo de trabajo este verano. El resultado: un Camavinga “con mucha movilidad, muy elástico y fuerte, pero cuidando no perder su velocidad y agilidad”.
Siete kilos de músculo
Hay que medirlo todo para que la mejora en ciertos aspectos no se transforme en defecto en otros. “En el equipo controlamos los niveles de grasa, de masa muscular, la alimentación...”. Sin olvidar el descanso. “Eduardo duerme muy bien y eso es genial, porque puede desconectar. Es muy, muy importante. Es parte de la recuperación propiamente dicha”. Una preparación al milímetro.
Y el progreso, añadiendo todos estos ingredientes a la coctelera, ha sido enorme: “Cuando empezó conmigo aún no había terminado su crecimiento. Ahora tendrá unos siete kilos más de masa muscular, pero tiene una parte natural de su propio desarrollo”. Pero el techo es lejano: “Calculamos que su nivel máximo lo alcanzará en unos cuatro o cinco años”. El ‘método Camavinga’, al descubierto. Y de postre, un aviso de Thomas: “Y atentos al peque (Celio Camavinga, hermano menor), ya lo veréis. Es increíble”.
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