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Real Madrid

Mbappé ejerce de líder

Además de arrancar 2025 como un misil, ha tomado las riendas del vestuario. Se quejó a la afición por los pitidos y lanzó un mensaje: “Con el escudo no se juega”.

Real Madrid's French forward #09 Kylian Mbappe celebrates scoring his team's first goal during the Spanish Copa del Rey (King's Cup) last 16 first leg football match between Real Madrid CF and RC Celta de Vigo at the Santiago Bernabeu stadium in Madrid on January 16, 2025. (Photo by JAVIER SORIANO / AFP)

EI pasado 1 de diciembre, en el Real Madrid-Getafe, Mbappé se hizo chiquitito cuando pitaron un penalti a favor de su equipo. Venía de fallar uno en Anfield, no se sentía firme y Bellingham dio un paso para ‘liberarle’ del problema. Mes y medio después, Kylian es otro. No sólo en su fútbol, con su partidazo en Yeda (con gol, marca de la casa además) y el golazo al Celta el pasado jueves. En ambos partidos, con su equipo pasando las de Caín, la superestrella ejerció como también en la otra mitad de su trabajo: liderar con su personalidad al Madrid.

“Sólo me quedo con Mbappé, ha sido el mejor”, fue el juicio de Ancelotti tras el doloroso 2-5 en el Clásico. Pudo parecer un insignificante consuelo. Pero no lo es. Porque Kylian ha empezado 2025 recordando al fin al Mbappé que casi gana la final de un Mundial en solitario allá por 2022. “Ha vuelto a su mejor nivel”, insistió Carletto en felicitarlo (y felicitarse) tras el 5-2 al Celta.

Más allá de recuperar lo que había perdido, con la pelota, el 9 del Real Madrid comienza a ejercer como tal. Ese icónico y casi sacrosanto dorsal suelen llevarlo líderes del vestuario. Ahora se nota, de puertas hacia afuera, que Mbappé lo es. La mejor prueba es su gesto al Bernabéu tras hacer el 1-0 quejándose de los pitidos a su amigo Tchouameni y también el mensaje que dejó después de la sufrida victoria en sus redes sociales. Una imagen suya mostrando toda una declaración de intenciones: “Con el escudo no se juega... ¡Hala Madrid!”.

No fue el único gesto. También tuvo otro con Vinicius, con el que tuvo un pequeño roce en el partido cuando el francés falló una ocasión con 0-0 aún por no pasarle la pelota al brasileño y éste se lo recriminó. Ya habían hecho pelillos a la mar durante el partido, pero volvieron a mostrárselo al mundo desde la virtualidad de sus stories de Instagram. “Qué jugador”, escribió Vini en referencia a su compañero. Kylian no escatimó en su respuesta: “Vamos juntos, crack”. Una sociedad que no acaba de cuajar junta en el mismo tramo de temporada (desde el 10 de noviembre, sólo dos goles del brasileño; Mbappé es mucho más Mbappé desde el parón navideño) pero que cuando se sincronice tiene TNT en sus botas.

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Los pitidos de la discordia

Donde más se vio la personalidad del internacional bleu fue en el ambiente áspero con el que el Bernabéu recibió a dos nombres propios en los minutos previos a medirse al Celta. Los abucheos en mayor medida a Tchouameni y en menor registro a Ancelotti cuando se cantaron las alineaciones por megafonía los apuntó Mbappé en su libreta. Los silbidos a Aurélien en las dos primeras pelotas que tocó, también. Y por eso Kylian estalló en la celebración de su golazo. Mano al escudo, la otra a la boca y el gesto de decir ‘no’ a la afición. Pitos, no. El crack fue el que se atrevió a ejemplificar el malestar en el vestuario con ese recibimiento caliente del Bernabéu al equipo tras el 2-5 de Yeda: el resto del equipo tardó 15 segundos en irse a celebrar el tanto con él... Un gesto que llamó poderosamente la atención.

En las crisis es donde se ve la madera de un líder. Durante sus primeros meses de adaptación, Mbappé guardó un perfil ciertamente bajo, también porque no le salían las cosas en el campo. Se centró en sí, para exigir, hay que empezar por dar primero. Pero en la final de la Supercopa, puso el pecho. El gol, la roja forzada a Szczesny, los regates espectaculares a Koundé y Araújo... No le sirvió para evitar el naufragio del Madrid, pero fue el único que dio el paso adelante. Mostró orgullo cuando el Madrid estaba desorientadísimo tras el 1-5. El faro.

Contra el Celta, más de lo mismo, en el campo y fuera. De aquí al derbi tan trascendental que se avecina, el 9 de febrero, podrá ahondar en este liderazgo. Se vienen tres partidos ligueros en los que el Madrid no puede ni pensar en ceder un empate (Las Palmas, Valladolid y Espanyol) y en donde Vinicius se perderá los primeros por sanción. Y también dos duelos de Champions para reafirmar el triunfo de Bérgamo. El último, en su país, en Brest. Razón de más tras su pinchazo personal y colectivo en Lille. Kylian agarra el timón.

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