Matemáticas aplicadas a las ciencias rojiblancas
Raquel Izquierdo, ganadora del concurso de Tecnología y Deporte del IMMUNE Technology Institute, presenta a As su proyecto ‘Teoría de grafos aplicada al fútbol: Análisis del estilo de juego del Atlético de Madrid’.
Pasan las 5 de la tarde cuando, entre debates de redactores, entra una chica joven a la redacción del As. Lo hace con una timidez contenida y una mirada que derrocha curiosidad e inteligencia a partes iguales. No ha pronunciado una palabra, no le ha dado tiempo, pero hay ocasiones en que esas dos cualidades se desprenden de forma tan pura y natural que no necesitan presentación, florecen por sí solas. Con 17 años largos (cumple los 18 en octubre), Raquel izquierdo Pato transmite precisamente eso, un interés en el saber, fácilmente identificable en cuanto abre la boca, que rápido realza con una madurez y seguridad inusitadas para su edad.
Le apasionan las matemáticas. Tanto, que las estudia. También la economía, quiere cursarla cuando acabe la carrera. Y el Atleti. Lo ha seguido siempre como aficionada, y en los últimos dos años, además, como investigadora. Su historia comienza en el IES Pintor Antonio López, de Tres Cantos, donde en 2020 empezó a cursar el Bachillerato de Excelencia. “Como parte del mismo había que presentar un proyecto de investigación, a mí siempre me había gustado el mundo de las matemáticas y tenía claro que quería encauzarlo por ahí, pero no sabía de qué modo”. Una charla de Eduardo Sáez de Cabezón, divulgador matemático, lo cambió todo. “Me interesó mucho y, a partir de ese momento, empecé a indagar”.
La Teoría de grafos, un reto personal
En la ponencia, el riojano hablaba de la Teoría de grafos, o lo que es lo mismo, del estudio de las conexiones entre los elementos de un conjunto. Esa palabra sobre la que Simeone había cimentado los éxitos recientes de la historia del club, ahora resonaba en su cabeza desde un punto de vista analítico. Sáez de Cabezón, aquel día, explicó la teoría con la final del Mundial de 2010 como ejemplo. “Cuando llegué a casa investigué un poco y vi que apenas había proyectos que relacionasen esto con el fútbol. Me sorprendió, porque creo que es algo a lo que se le puede sacar mucho partido”. Raquel vio rápidamente la oportunidad de generar algo nuevo, de explorar lo inexplorado y de conseguir información de utilidad. Pese a ello, la decisión no fue fácil. Calibró otras opciones. Había miedos. “Y luego, ¿qué analizo? ¿y si no llego a ninguna conclusión?”. Felizmente, ganó la valentía, el arrojo y una pasión rojiblanca que la invade desde pequeña. “Pensé: tira para adelante. Al final estaba juntando dos cosas que siempre me han entusiasmado: las Mates y el Atleti, así que me puse a ello”.
Mientras sujeta una tableta, la protagonista relata, de manera templada y paciente, su proceso, cada una de las fases que dieron lugar al proyecto. Sus palabras parecen pronunciarse solas. No existen titubeos, medias verdades o inseguridades. Lo que cuenta es lo que hay. Sorprende su aplomo y su facilidad de palabra. Lo tiene todo en la cabeza y sabe perfectamente cómo transmitirlo. “A partir de datos estadísticos del Atlético, el objetivo es claro: encontrar a los jugadores más influyentes y sopesar su peso en el juego, medir cómo afecta su ausencia al rendimiento del resto”. Los datos, almacenados en celdas, aportan luz a lo que pasa en el verde. Los números y las pizarras, de la mano. De fondo, 17 años de curiosidad. “Se trata de una tabla con columnas y filas para cada jugador. Para averiguar, por ejemplo, el número de pases que había habido de Giménez a Savic, buscaba a uno en las filas, al otro en las columnas y, en la casilla en concreto, anotaba las conexiones que se habían producido en ese sentido. Cuando quería incluir los pases de Savic a Giménez, lo hacía al revés”.
Raquel resume a los allí presentes, de manera divulgativa y sencilla, un proceso que es obra de meses. El conocimiento, al alcance de cualquiera. Entonces, la tableta pasa a la acción. En la pantalla, ahora sí, la pizarra recoge a los once jugadores de campo. Los números que daban forma a las tablas (o matrices) quedan ya reflejados en flechas que unen futbolistas. Más anchas o más delgadas en función de la cantidad de conexiones que establezcan. Así, cada partido. Su estudio es de la temporada 20-21, curso en que los rojiblancos se proclamaron campeones de Liga, y nombres como Trippier, Herrera, Hermoso o Koke centran el análisis. “Realmente, lo importante es averiguar qué pasa si yo quito a un jugador, cómo de conectada se mantiene el resto de la red si no está Koke, por ejemplo”. Precisamente, con el vallecano, la conclusión es evidente. Eran muchas las ocasiones en que el capitán colchonero se encontraba en el camino mínimo entre dos jugadores, facilitando las combinaciones entre sus compañeros. “Para que Hermoso hiciese llegar el balón a Lemar, u Oblak a Carraco, por poner ejemplos, Koke era necesario, siempre pasaba la pelota antes por él”. Con todo, el que mejor registros tuvo, hasta irse, fue Thomas, pero sus tres partidos ese curso no eran suficientes para considerar la muestra fiable.
Herrera, el gran olvidado
A tenor del estudio, existía otro hombre todavía con más peso en el juego del equipo que el capitán: Herrera. Cuando no estaba el español, pero sí el mejicano, “los pases que hacía el primero se podían distribuir, a través del segundo, con una relativa facilidad, el esférico se repartía por todo el campo de manera fluida”. No obstante, al contrario, no sucedía lo mismo; si era a Herrera a quien quitabas, Koke no era capaz de sacar adelante el trabajo de su compañero. “Sorprende porque ese año Héctor no jugó mucho, y la afición, por lo general, no veía con buenos ojos que los dos mediocentros, al ser de un perfil similar, compartiesen espacio en el centro del campo”. Raquel contrastaba en todo momento las sensaciones que le transmitía el equipo, como espectadora, con los datos que vertía el estudio. “Evidentemente, influyen más factores, como el peso en el grupo, la distinta confianza en cada compañero...pero los números son claros, y que ese año Herrera jugase tan poco resulta llamativo”.
La explicación continúa, demasiado contenido almacenado como para no compartirlo. Mucho que contar, en unos ojos que no pierden el brillo. Y un nuevo nombre, Trippier, que focaliza ahora la exposición. “La red de pases dependía mucho de él cuando jugaba”. Aquel año, el actual jugador del Newcastle fue sancionado por un tema extradeportivo y se perdió más de dos meses de competición. Ella lo recuerda perfectamente. “Al meter a Vrsaljko, tanto Savic como João Félix debían asumir más responsabilidad, algo que no habla en favor del croata, pero sí de Trippier. Mucho”. A la vista está. Al curso siguiente, el de Bury (Inglaterra) abandonó el equipo en enero y, desde entonces, el Atleti se desmoronó. “No es la única razón, pero puede tener mucho que ver”, apunta.
También fue el año de Hermoso. Lejos del último cuarto de hora, a lo sumo, que acostumbra a jugar de un par de temporadas a esta parte, en aquel momento su titularidad no se discutía. El dueño, junto a Carrasco, del otro costado rojiblanco registraba, igualmente, datos que hacían evidente su importancia en el juego. “Sin embargo, al quitarle, el balón se distribuía sin mayor dificultad”. Raquel lo tiene claro: “Más que para el equipo sobre el que se hace el estudio, esto tiene mucha relevancia para los rivales...si eres consciente del punto hasta el que, bloqueando a cierto jugador, bloqueas el juego de tu oponente, tienes mucho ganado”. La utilidad del proyecto se revela obvia, como lo hace también la persistencia y el inconformismo de su autora. “Se trata de una primera línea de investigación, pero lo recogido se puede mejorar exponencialmente analizando otros elementos”.
La tableta se apaga y, con ella, la presentación, pero no el ingenio, descaro y ambición de quien la sujeta. Una atlética más pero distinta. Una joven que, cursando Bachillerato, se proclamó ya ganadora de un concurso universitario, el de Tecnología y Deporte del IMMUNE Technology Institute. Una estudiante de Matemáticas que recuerda la final de Copa del 2013 como el origen de un amor, el suyo por el Atleti, que lejos de apagarse, se enciende cada día más. Y la hace soñar. Portando, por bandera, un lema que la define, propulsa y da sentido a esta historia. Se llama Raquel y nunca deja de creer.