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ATLÉTICO

Mario Hermoso, capitán en la sombra

La figura del central, clave en un vestuario del que es alma. Uno de sus líderes aunque no tenga brazalete. Como si sí.

Hermoso, en la pretemporada de Los Ángeles de San Rafael 2022. Es capitán sin brazalete.

No es capitán, pero en realidad como si lo fuera. Tres veranos después, cuando comienza su cuarta temporada en el Atlético de Madrid, se ha convertido en uno de los líderes del vestuario. No tiene el brazalete, no forma parte del grupo de los cuatro (Koke primero, después Oblak, Giménez y Savic) que sí, pero cada vez que habla, su voz va forrada de ‘C’ mayúscula al brazo. Si para la directiva el suyo era uno de los nombres en el escaparate para tratar de recibir ingresos en un mercado varado, sin apenas movimientos por la falta de efectivo, liquidez, para sus compañeros es una de las piezas insustituibles. Cimiento y simiente. Mario Hermoso (27 años).

Hermoso en la llegada en carrito de golf a un entrenamiento en Los Ángeles de San Rafael.
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Hermoso en la llegada en carrito de golf a un entrenamiento en Los Ángeles de San Rafael. JESUS ALVAREZ ORIHUELADiarioAS

Existen en el fútbol y en la vida un tipo de personas que, cuando hablan, se les escucha. Sale natural, es carisma, uno de los tipos cuya espalda se sujeta el vestuario rojiblanco. Sólo la falta de minutos (la temporada pasada jugó la mitad de los 4.500′ posibles, 2.473′, séptimo futbolista para el Cholo), que no es titular indiscutible, impide que ese liderazgo se le anude al tríceps. Pero quedaron ya fotos la temporada pasada que lo atestiguan. Abril, Atlético-Espanyol, jornada 32ª, el partido ha terminado, sólo falta el silbido el árbitro que lo confirme. El marcador 1-1, el Atleti con diez por la expulsión de Kondogbia. Entonces, esa jugada, una mano de Raúl de Tomas con el tiempo cumplido, llamada del VAR a Jorge Figueroa, colegiado, que le insta acudir a la pantalla a revisarla. El árbitro va y a su espalda brota una figura. Es Mario Hermoso y resulta curioso: no ha jugado un minuto. Pero ahí está, ejerciendo de capitán en la sombra. El árbitro mira y duda. El central señala y señala. Ahí está el brazo de Raúl de Tomas, la prueba fidedigna del penalti. Jorge Figueroa termina por señalar el penalti. Unos segundos después el marcador dice 2-1, el Atleti ha ganado. El penalti lo marca Carrasco pero se le podía contabilizar a Hermoso.

Gran comienzo de pretemporada

Nadie duda en el vestuario en señalarle como pieza fundamental. Uno de esos futbolistas que cohesionan y fusionan para hacer de lo individual una piña. Uno para todos y todos para uno. Criado en la cantera del Madrid, fue sobre la tierra que rodea a la antigua Peineta, en las afueras de Madrid, barrio de San Blas, donde comenzó a ser futbolista. Con amigos, las cazadoras en el suelo como porterías, de fondo ese estadio que terminaría llamando casa, aunque en su fachada se leyera ahora Wanda Metropolitano. Rojiblanco profundo, de sangre y familia, fichar por el club rojiblanco era, de verdad y no sólo palabra de día de presentación, el sueño de una vida. Firmó hasta 2024 por su cabeza no pasa el marcharse, aunque la directiva le pusiera en el escaparate. Ha comenzado esta pretemporada, además, en su ‘prime’. Muy fuerte, con aptitud en defensa y claridad en ataque. En los últimos partidillos organizados por Simeone comenzó de posible suplente, ya es titular.

Con el buen pie en la salida de balón como seña de identidad, la 2020-21 fue su mejor con el Atleti, cuando el Cholo adoptó el sistema de tres centrales como forma de juego. Su papel al llegar no fue fácil, sustituir a un futbolista tan importante como Lucas Hernández. Pero Hermoso no se acopló igual al puesto de lateral como aquel. Es central y ahí brilla. La temporada pasada vivió sin sabores. Por un lado, errores graves, por otro, goles salvadores que resultan otra foto de esa personalidad que tira de los demás. Los goles ante el Valencia (de la victoria) y ante el Getafe (también) en el último minuto. Lleva a la hierba el cholismo. Siempre cree. Y se mata por ello. Uno para todos y todos para uno. Sus compañeros hace tiempo que lo saben, en todo le buscan, en el campo, en el vestuario y los consejos. Si la fuerza del primer Atlético del Cholo se alzó sobre el núcleo granítico que formaron cinco futbolistas que son hermanos (Gabi, Godín, Juanfran, Raúl García, Koke), una década después, un pilar igual está creciendo en las profundidades del Metropolitano. Ese formado por los Koke, Llorente, Morata, Lemar, Carrasco y por supuesto Hermoso. Entre ellos se llaman hermanos. Lo son. Harán más grande al Atleti. Como aquellos. La voz de Hermoso siempre guía.