Manolo, un paso por delante
El Espanyol mejora ligeramente la puntuación de los dos últimos descensos, pero la dinámica y las sensaciones son claramente mejores

El Espanyol, a once partidos para acabar la temporada, marcha décimoquinto con 28 puntos y uno de margen sobre el descenso. Está en la pelea, suma un partido menos que sus competidores y la convicción en la plantilla, club y afición es que los hombres de Manolo González serán capaces de seguir en Primera. Algo que no está ni mucho menos garantizado, evidentemente, pues la salvación se situará alrededor de los 40 puntos. Nada nuevo en los últimos años y nada por lo que el Espanyol no haya peleado antes. En los dos últimos descensos, de hecho, el equipo había sumado menos que en esta temporada.
En el primer descenso de la época moderna, en la temporada 19-20, a once partidos del final el Espanyol era último, con 20 puntos, a seis de la permanencia. Una situación dramática que como todo el mundo sabe acabó peor. El equipo finalizó la competición con 25 puntos, tres menos de los que lleva ahora, en un final de temporada desastroso: sumó solo cinco puntos en los últimos once partidos. Primero con Abelardo, luego con Rufete, el descenso era el único resultado posible desde hacía ya demasiadas jornadas.
El segundo, en cambio, tiene muchas más similitudes con esta temporada. La primera, la puntuación: en la temporada 22-23, con 27 partidos jugados, el Espanyol sumaba 27 puntos, uno menos que ahora. Pero los parecidos no acaban ahí. Si en el primer descenso el equipo estaba ya prácticamente desahuciado, en el segundo la lucha se asemeja mucho más a la de este curso. El Espanyol era decimoctavo, empatado con Valencia y Almería, a solo un punto del Valladolid y del Cádiz, decimoquinto. Es decir, la situación era prácticamente la misma que ahora. Justo en ese momento llegó la destitución de Diego Martínez y la apuesta por Luis García, que mantuvo vivo al equipo hasta la penúltima jornada donde el polémico arbitraje en Mestalla les dejó sin opciones de lograr la permanencia. Con Luis el equipo sumó 10 puntos en once partidos, terminando con 37, a cuatro de la salvación.
La gran diferencia con los dos anteriores descensos son las sensaciones y la dinámica en la que está inmersa el equipo. En la 19-20 el Espanyol estaba prácticamente muerto, sin esperanza ninguna, acabando el curso con 25 puntos. En el segundo es cierto que la llegada de Luis dio un empujón al equipo, pero antes de su fichaje la situación era dramática: Con Diego Martínez sumaban cuatro derrotas consecutivas, racha que se alargó durante cuatro jornadas más sin ganar y solo un empate. Este curso, en cambio, el equipo viene de una dinámica mucho más positiva, con dos victorias, dos empates y dos derrotas en los últimos seis partidos. Las sensaciones, además, es que el equipo está más vivo que nunca y que peleará hasta el final pase lo que pase.
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