Malos tiempos para la colonia argentina
Los compatriotas Cervi y Allende no cuentan para Giráldez. El tradicional peso de los jugadores del país austral en el Celta no se cumple esta temporada.
Gustavo López, Fernando Cáceres, Eduardo Berizzo, Augusto Fernández, Gustavo Cabral... Argentina ha sido un país de referencia durante las últimas décadas en el Celta. Varios jugadores de la nación que en estos momentos ostenta la corona del fútbol mundial han dejado un imborrable recuerdo en Vigo, pero desde el cese de Eduardo Coudet su influencia ha ido a menos hasta perder casi por completo su tradicional peso sobre el césped de Balaídos. Solo quedan dos representantes y ninguno de ellos entra en los planes del cuerpo técnico.
Del último proceso de argentinización del vestuario celeste, vivido durante los dos años que Coudet entrenó al conjunto gallego, el único superviviente es Franco Cervi. El ex del Benfica fue una petición del Chacho, al igual que Augusto Solari, Facundo Ferreyra, Matías Dituro y Agustín Marchesín. En el caso del Chuky se trató de la incorporación estrella en el verano de 2022 y firmó hasta el 2026. A ese contrato se ha agarrado este verano cuando el Celta le abrió de par en par la puerta de salida.
Cervi, de 30 años, ha decidido continuar a pesar de que lo tiene más que complicado para disponer de minutos. Como mínimo, es la cuarta opción para jugar de carrilero izquierdo o de enganche por ese costado en el 3-4-3 de Claudio Giráldez. Aunque durante la pretemporada participó en varios encuentros, se ha quedado fuera de todas las convocatorias de Liga.
Tampoco ha entrado en ninguna lista en lo que va de campeonato su compatriota Tadeo Allende. La entidad olívica intentó hasta el último minuto del mercado de verano encontrarle un destino como cedido. Llegó a estar muy cerca de marcharse al Palermo, de la Serie B italiana, una opción que finalmente se cayó. Un revés más para el delantero, de 25 años, desde que el pasado mes de enero aterrizó en el Celta procedente del país austral.
Apuesta personal del director de fútbol Marco Garcés, su fichaje por cuatro temporadas y media a cambio de 4,5 millones de euros se ejecutó para satisfacer las necesidades de Rafa Benítez. El técnico madrileño no quería ver ni en pintura a Carles Pérez y Allende le ofrecía potencia y remate para jugar a la contra como extremo por la derecha.
El ex de Godoy Cruz se hizo un hueco de inmediato en el equipo y con la misma celeridad dejó de aparecer cuando Giráldez tomó el mando. Hasta el próximo mercado tiene como misión casi imposible la de adelantar en el orden de preferencia del entrenador porriñés a los atacantes que son su competencia directa: Douvikas, Borja Iglesias, Pablo Durán y Alfon.
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