Lucas Rosa: el repudiado que se convirtió en una venta millonaria
El hoy jugador del Ajax fue descartado meses antes de su debut con el primer equipo del Real Valladolid. Ahora aspira a jugar competiciones europeas.
Hay momentos en la vida cuya resolución es tan trascendente como si de la de una ruleta rusa se tratasen. Bien lo sabe Lucas Rosa, nuevo líder de la Eredivisie con el Ajax de Ámsterdam después de saborear su primer triunfo en Países Bajos, puesto que vivió un momento, en el verano de 2022, de esos que marcan trayectorias. Entonces, el lateral se disponía a frontar su segunda pretemporada con el Real Valladolid, pero una decisión, tomada desde Brasil, pudo cambiarlo todo.
Allí de donde por recomendación de Ronaldo Nazário había venido la directriz de firmarlo el año anterior, se tomó la decisión de que debía abandonar Los Anexos antes de empezar a preparar su segundo curso como blanquivioleta. Este adiós, sin embargo, fue detenido en seco por la dirección deportiva de Fran Sánchez y por el cuerpo técnico del Promesas, que, a pesar del descenso y del rendimiento irregular que había ofrecido en Primera RFEF, seguían creyendo en sus posibilidades.
Si era así fue porque entendían que, aunque inicialmente le había costado asimilar algunos conceptos propios del fútbol español y mostraba alguna deficiencia en la lectura del juego, a base de trabajo y esfuerzo había empezado a corregir déficits que tenía. Si al llegar cometía precipitaciones, provocadas por las altas revoluciones a las que jugaba, poco a poco ese entendimiento había ido a más, de la mano de unas interesantes capacidades físicas que también fueron a más, fruto del alto grado de profesionalismo y del ansia por alcanzar la élite que mostraba en el día a día.
Ese mismo verano, Lucas Rosa había entrenado sin cesar, algo que potenció su capacidad de repetir esfuerzos tanto en la fase defensiva como en la ofensiva. Asimismo, y como complemento a la labor de corrección que llevaban a cabo Julio Baptista y sus asistentes, complementó el análisis individual de sus acciones con el recurso de un asesor externo, doblando así el trabajo marcado, cuentan quienes estaban con él, de manera obsesiva y con una tenacidad contagiosa, que servía de ejemplo para otros compañeros que también empezaron a hacerlo.
Tuvieron que pasar varios meses para que aquel jugador que había sido repudiado se convirtiera en la tabla de salvación ante una necesidad que se presentó en el primer equipo de Pacheta. Cuando Luis Pérez tuvo que pasar por quirófano para operarse del pubis, pasó a compartir escenario con Fresneda en el primer plantel, desde el cual ya nunca volvería a bajar al filial. “Es dinámico, muy fuerte y elástico. El nivel que tiene es para estar en Primera”, llegó a afirmar el técnico de Salas de los Infantes sobre él.
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Pacheta -como Baptista, su gran valedor- se fue, vino Pezzolano y para el uruguayo fue un comodín antes de erigirse en protagonista esta campaña, ya que, si la pasada en Segunda División jugó en ambas bandas, su labor en la actual se circunscribió a la izquierda, donde su peso específico llamó la atención. Lo hizo hasta el extremo de convertirse en una venta millonaria, una de esas que enseñan lo importante que son la fe y la paciencia. Como quiera que él tuvo lo primero, se ganó lo segundo hasta hacerse acreedor de una oportunidad, en lo personal, difícil de desdeñar, como es la de haber fichado por un aspirante a ganar títulos y a jugar en Europa.
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