Los porteros ‘de guardia’ de Ancelotti
La lesión de Kepa coloca a Fran González (18 años) y Piñeiro (19) como escuderos de Lunin. El staff y hasta Courtois alucinan con Fran (1,99 metros)...
El lesionado abductor derecho de Kepa sitúa al leonés Fran González (18 años) y al madrileño Diego Piñeiro (19) como los siguientes diques de contención del Madrid si algo le pasa a Lunin. Dos muy jóvenes porteros con trayectorias internas y características externas muy diferenciadas. Fran es la atalaya de Valdebebas (1,99 metros) aunque apenas es madridista desde 2022 pero abarca tanta portería que sus cualidades han maravillado al staff técnico en la misma pretemporada blanca. Piñeiro, al otro lado, es un cancerbero de estatura media (1,86 metros), forjado a fuego lento en las categorías inferiores de la casa (desde Alevines) durante casi una década en la que ha tenido que sortear una competencia feroz. Ambos pujan para ser el número dos de la portería mientras Kepa se recupera. Contra el Valencia y puede que una vez pasado el parón, frente al Cádiz. Y listos por si tienen que enfundarse los guantes y ponerse bajo los palos. Contra el Valencia, como anunció el propio Ancelotti, el primer suplente de Lunin será Fran González.
Una carrera en la que Fran parte con clara ventaja Fran. A Ancelotti y Luis Llopis les encanta y está luciéndose en el mejor escenario para los canteranos de su edad. Sus paradones en Braga en la UEFA Youth League sostuvieron a un Juvenil A que lo pasó mal y al gigante leonés le llovieron los piropos en sus redes sociales, algunos de ellos venido de expertos muy cualificados en la materia como Iker Casillas y Thibaut Courtois. Iconos de la profesión y de serlo, además, en la portería del Madrid, no apta para todos los públicos. Su fichaje por el Madrid puede considerarse casi rara avis. Con casi 17 años y pese a ser un prototipo de portero que raya la perfección natural, nadie le había echado aún el guante en los categorías inferiores de la Cultural. Tampoco asomaba en ninguna de las selecciones de La Rojita. Un semidesconocido. El Madrid llamó en marzo de 2022 y un par de meses después lo tenían concretado: fichaje y habitación en la residencia. Enseguida aparecería primero en el radar de Raúl, que le tuvo cerca la temporada pasada en el Castilla, y especialmente Luis Llopis, el gurú de los porteros del club y responsable del primer equipo.
A Llopis habían llegado los buenos informes de Fran pero acudió en diferentes ocasiones a verle en el Juvenil B. Por eso, en cuanto en verano hubo una vacante para la pretemporada del primer equipo (el titular del Castilla, Mario de Luis, estaba lesionado) el leonés recibió la llamada. A Estados Unidos como el benjamín de casi dos metros de la expedición. Durante la gira no defraudó y esta temporada, además de ejercitarse con los mayores, hace portería con el Juvenil A. Una extraña combinación de amplitud y velocidad para su tamaño con el que están trabajando uno de sus puntos aún débiles, el juego con los pies. Curiosamente el campo donde más tuvo que trabajar uno de sus ídolos, Tibu Courtois.
Piñeiro, premio a la constancia
La irrupción imparable de Fran ha obstaculizado la que estaba siendo otra escalada rápida en el escalafón de porteros de Valdebebas. Diego Piñeiro empezó a ganarse presencias con el primer equipo hace dos años, cuando entró en una convocatoria para San Mamés. Venía de convertirse con la Sub-18 española en el mejor portero del torneo internacional de Limoges (Francia). La temporada pasada alternó actuaciones para el olvido, como el desastre en Alkmaar en la Youth League, con una relevancia notable en otros partidos decisivos, véase la final de la Copa de Campeones contra el Betis.
Esa falta de consistencia en ocasiones le está penalizando y ahora se encuentra en una especie de extraño limbo. Este curso no consigue desbancar de la titularidad del Castilla a Lucas Cañizares y es de facto el tercero en el orden de portería, con Mario de Luis por delante. A cambio, ha tenido la oportunidad de ejercitarse más a menudo con los mayores. Fran González está por ahora por delante, pero Piñeiro si algo ha demostrado en La Fábrica es resiliencia.
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