Los 8 ‘enfados’ del Madrid
Señalado de favorecido por los arbitrajes, el Madrid se siente perjudicado y alega hechos concretos. La afición, mientras, no entiende tanto silencio. Incluso con el ‘Barçagate’...
El sentir del Real Madrid con los árbitros se podría resumir en una palabra: incredulidad. Fuentes del club consultadas por este periódico no dan crédito cuando se plantea la posibilidad de ser una entidad “beneficiada” por los arbitrajes. Todo lo contrario: se consideran perjudicados. Y en el ejercicio de no esbozar palabras vacías: ocho polémicas. Ejemplos en los que salieron agraviados y, consideran, han mermado su ritmo en esta Liga. Pese al cabreo generalizado... cero comunicados oficiales. Continúa imperando una ‘ley del silencio’ que cada día contrasta más con la sonoridad de la afición, incrédula ante tanta pasividad. La misma que se está adoptando con el ‘Barçagate’: con el rival más contra las cuerdas que nunca, el Madrid ha optado por no pegar. Sorprende.
Ocho controversias
Partido | Polémica |
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Real Madrid-Sevilla (3-1) | Entradón del Papu a Valverde |
Real Madrid-Girona (1-1) | ‘Mano’ de Asensio |
Rayo Vallecano-Real Madrid (3-2) | Golpe de Balliu a Vinicius |
Real Madrid-Cádiz (2-1) | Agresión de Fali a Rodrygo |
Villarreal-Real Madrid (2-1) | ‘Mano’ de Alaba |
Mallorca-Real Madrid (1-0) | Diez faltas a Vinicius |
Real Madrid-Barcelona (0-1; Copa) | Permisividad con Gavi |
Betis-Real Madrid (0-0) | Agresión de Ruibal y entradón de Carvalho |
Pero volviendo a la materia: ocho noches han dejado huella esta temporada. Por la sensación de que los arbitrajes fueron o muy permisivos con el rival, o muy duros con ellos. Que la balanza, en aquellas veladas, no estuvo nivelada. La primera, una durísima entrada del Papu Gómez sobre Valverde a mediados de octubre. Con el partido sentenciado (3-1) y ya en el descuento, pisó severamente al uruguayo y, acto seguido, le propinó un rodillazo. La decisión del árbitro fue... tarjeta amarilla. Empezó a llover, pero una semana después llegaría el huracán: aquel tropiezo frente al Girona (1-1). “El arbitraje ha sido sorprendente, no sólo las decisiones... sino todo el partido, hoy tuvimos todo en contra”, llegó a decir Butragueño, acostumbrado a ser la bandera de la concordia y la diplomacia.
El enfado dentro del club con aquel partido fue mayúsculo. “Un polémico arbitraje impide la victoria”, tituló la crónica de la web oficial. Todo, a colación de un penalti por mano de Asensio que señaló Melero López. Una acción que el Madrid entendió como un rebote del pecho; Stuani empató desde los 11 metros y arrebató 2 puntos vitales. Y la semana siguiente, sin tiempo casi para procesarlo del todo, el asombro llegó en Vallecas, cuando se reclamó una expulsión a Balliu por propinar un golpe en la cabeza de Vinicius sin intención de disputar el balón. Fue la penúltima preMundial. Para la última, una agresión clamorosa de Fali sobre Rodrygo. “Lo ha hecho a propósito. Me ha mirado y me ha dado. Es una vergüenza, no sé para qué está el VAR”, dijo el madridista. Todo quedó en amarilla.
En sus manos con las manos
Llegó Qatar, se fue Qatar... y continuaron las polémicas. No se hicieron esperar ni un poco: penalti por mano de Alaba en La Cerámica. Una acción ante la que Iturralde González, analista arbitral de AS, no dio crédito: “No hay por dónde cogerla. Se cae al suelo y le pega en la mano cuando se está levantando. ¿Dónde quieres que ponga la mano, si ni se hace grande, ni tiene intención de cortar el pase? Tiene mala suerte de que se ha resbalado: es una decisión sin defensa alguna”. El Madrid perdió aquel partido por aquel penalti (2-1). Lo siguiente que se singulariza es Mallorca: diez faltas a Vinicius, un partido donde el brasileño -y el club- acabó desquiciado por la permisividad con el Mallorca.
Mirando al eterno rival, se llega a la séptima noche: dos durísimos golpes de Gavi fueron permitidos, algo que tampoco entiende el Madrid. El primero, a Camavinga sin posibilidad de disputar el balón y el segundo, poniendo las dos manos en el rostro de Militao. El culé salió indemne de ambas. Como William Carvalho de una zancadilla a Benzema este pasado domingo que habría sido penalti... o Ruibal de una agresión sobre Camavinga intentando ganar la posición en una transición. Golpeó al francés y no vio cartulina; tampoco señaló Soto Grado la pena máxima mencionada, ni le avisaron desde el VAR (Medié Jiménez estaba en el VAR). La misma jornada, el Barcelona regateó un penalti de Kessié que podría haber costado 2 puntos.
Datos del VAR
La sensación en Chamartín es que el criterio no está siendo el mismo con los dos equipos. Que mientras los arbitrajes son muy severos con ellos, se perciben más laxos en la Ciudad Condal. En la retina está desde aquella expulsión a Gonzalo Verdú por haberse “tropezado” con Lewandowski (era el minuto 14 de un partido en el que Kessié sobrevivió a dos acciones violentas que “debieron ser roja”), hasta la roja también perdonada a Marcos Alonso en Mestalla (pisotón sobre Marcos André). Tal y como refleja el último análisis de AS en torno al VAR: el Real Madrid es el equipo más castigado (diez correcciones en su contra y cuatro puntos menos) y el Barcelona, de los que menos (solo tres llamadas y dos puntos más). Si no existiese la videotecnología, el Real Madrid tendría ahora mismo 57 puntos y el Barcelona, 60.
Mil enfados; cero comunicados
Lo que no entiende la afición es el silencio del club. Sepulcral. Que en la ‘era de los comunicados’, donde los textos institucionales son de más gatillo rápido que nunca, el Real Madrid no se haya pronunciado ni una sola vez. Circula por el madridismo el sentir de que debería protestarse más y poner menos la mejilla. En ese sentido, el culmen se lo lleva el ‘Barçagate’. No sólo no se ha manifestado sobre el asunto, sino que cuando ha podido hacerlo de manera grupal, se ha borrado. Los equipos que conforman la Comisión Delegada redactaron un texto resaltando la gravedad de los hechos... y el Madrid no participó. Está pasando de puntillas sobre el tema. Sin hacer ruido. Sin golpear a su eterno rival cuando más contra las cuerdas está. Una actitud lícita, pero sorprendente. Y que la afición no entiende. El Madrid ha adoptado la ley del silencio. Aunque de puertas para adentro grita -y bien alto- que no es, ni mucho menos, un club “beneficiado”. Sino uno perjudicado.