Los 17 valientes que no dejaron solo al Villarreal en Marsella
Los aficionados tenían prohibido lucir sus colores amarillos por Marsella durante el día.
La afición grogueta tuvo sentido común y pese a que el viaje por carretera a Marsella era asumible, apenas apareció por la ciudad francesa, haciendo caso a las fuerzas de seguridad y al propio club amarillo. El club sólo vendió 17 entradas para sus seguidores que, además, tenían prohibido lucir sus colores por Marsella durante el día. Ni una sola camiseta del Villarreal se vio por la zona del puerto viejo, la zona turística de Marsella. Algún aficionado del Real Madrid incluso un vendedor ambulante con la camiseta de la Selección española vivían la previa del partido con sus atuendos sin problemas. Del Villarreal, nada de nada.
El equipo, con Marcelino al frente, vivió las horas previas al partido recluidos en su hotel, en una zona residencial de la ciudad, custodiados por seguridad privada y del propio hotel. No hubo paseo en grupo para no herir susceptibilidades. Se trataba de pasar desapercibidos hasta la hora del choque. Y la estrategia surtió efecto. El momento complicado podría haber sido la llegada del autobús del Submarino al estadio. Pero más allá de alguna bengala y algún petardo, el vehículo con la plantilla castellonense accedió al Vélodrome sin ningún incidente.
Decía Marcelino que no sabía lo que se iba a encontrar. Y lo que se encontró fue una monumental pitada cuando por megafonía se anunció el nombre de ‘Marceliño’. No dejó muchos amigos en una de las gradas más bulliciosas de Europa el entrenador asturiano. Aún así, más allá de algún insulto y silbido, el preparador del Villarreal pudo dirigir el partido sin problemas.