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Las cinco claves de la revolución Giráldez

El nuevo entrenador del Celta ha cambiado la cara del equipo en media semana a base de cantera, valentía y personalidad.

Claudio Giráldez durante un entrenamiento con el Celta en la Ciudad Deportiva Afouteza.
Salvador SasDiarioAS

EI Celta ha sufrido una transformación sideral con el cambio de entrenador. El triunfo en el Sánchez Pizjuán sólo es la punta del iceberg en la revolución planteada por Claudio Giráldez en media semana. Los vigueses han pasado de jugar encerrados en la trinchera a salir a pecho descubierto. El Celta ya no viste de gris oscuro, ahora porta chaquetas de colores con mucha elegancia. La afición ya no vive en un velatorio interminable, ahora salta en un festival de verano. Los futbolistas ya no juegan amargados, ahora disfrutan con la pelota como si estuvieran en la playa. Para esta espectacular revolución, el nuevo entrenador celeste ha utilizado cinco ingredientes fundamentales.

Sistema: Giráldez no esperó ni un día para emplear su esquema favorito, el 3-4-3. Lo hizo además con una alineación valiente, llena de jugadores ofensivos y defensas con buen pie. El filial era un equipo que jugaba de memoria en un sistema que desarrollaban a la perfección. En el primer equipo necesitará algo de tiempo para corregir algunos desajustes, sobre todo en defensa, pero su idea de partida está más que clara. Quiere carrileros largos, centrales con buena salida de balón y peloteros en el centro del campo. El fútbol de salón ha vuelto a Balaídos.

Cantera: En su primer once dispuso de hasta tres jugadores que tenían ficha del filial. Uno de ellos, Hugo Álvarez, se estrenaba en Primera como titular y fue elegido mejor jugador por la afición. En la segunda parte también dio la alternativa a otro chaval de la casa, Damián Rodríguez, que debutó en la máxima categoría con mucha personalidad. Benítez cerró su etapa en Vigo rompiendo una racha de quince años con al menos un canterano en el once, Giráldez abrió la suya alineando a cuatro jugadores criados en A Madroa (Carlos Domínguez, Hugo Álvarez, Sotelo y Aspas).

Posesión: El nuevo Celta es un equipo mucho más alegre y dinámico, que quiere tener la posesión de la pelota para asociarse con velocidad y así abrir grietas en la zaga rival. La valentía de Giráldez en su propuesta hace que el equipo busque siempre la portería contraria, independientemente del escenario, del minuto y del marcador. Los números ya reflejan esa mutación, pues este Celta hizo el doble de pases que el de Benítez y subió la efectividad hasta el 90%.

Recuperación de jugadores: El mejor ejemplo es el de Carles Pérez, que ha pasado del ostracismo a ser diferencial. Llevaba dos meses sin jugar, pero Giráldez le dio la oportunidad a las primeras de cambio. Entró desde el banquillo para actuar como carrilero por la derecha tras la temprana lesión de Manquillo y respondió con un auténtico golazo. Además, jugadores como Beltrán, Sotelo o Bamba subieron mucho su nivel en este encuentro.

Últimos minutos: Los vigueses encajaron esta temporada quince goles a partir del minuto 80 (el tercer peor equipo de Europa), lo que supuso una pérdida de 18 puntos. En Sevilla no sólo fueron capaces de mantener la ventaja, sino que apenas sufrieron gracias a la propuesta de gestión de esos momentos, a través de la posesión del balón. El Celta bloqueó al Sevilla a través de circulaciones largas, cerrando así toda posibilidad de ataque rival. Antes, los celestes se encerraban en su área y eso facilitaba las cosas para el adversario.

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