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REAL VALLADOLID

‘Larindependencia’ tempranera

El canadiense ha marcado los tres últimos goles del Real Valladolid, que no festeja un tanto de otro futbolista desde antes del parón.

Real Valladolid's Canadian forward Cyle Larin reacts after a fall during the Spanish League football match between Real Betis and Real Valladolid at the Benito Villamarin stadium in Seville, on February 18, 2023. (Photo by CRISTINA QUICLER / AFP) (Photo by CRISTINA QUICLER/AFP via Getty Images)
CRISTINA QUICLERGetty

Si la Real Academia del Blanquivioleta tuviera un diccionario de expresiones, definiría el ‘efecto Larin’ como el impulso que recibió el ataque con la llegada del ariete canadiense. El carácter inmediato de su rendimiento ha supuesto una alegría para un Real Valladolid que la necesitaba cuando ‘El Gigante Silencioso’ llegó a la ciudad. Vino a paliar unas carencias goleadoras escondidas por los tres tantos que ha marcado en apenas cuatro jornadas, que, no obstante, arrojan una dependencia seguramente un tanto tempranera para tratarse de un recién llegado.

Y es que a veces las sonrisas tapan otras cosas, en el caso del conjunto vallisoletano, que los problemas para marcar siguen. No en vano, no festeja un gol de otro jugador desde antes del parón, cuando Roque Mesa fue el último que perforó una red ajena en el triunfo frente al Elche. Después de aquello, hubo una sequía muy pronunciada, de nada menos que 584 minutos, que acabó con el norteamericano cazando al vuelo el centro de Machís pasado, al segundo palo, en una posición casi acrobática.

Contra la Real Sociedad, en su segunda aparición, ganó la espalda de la zaga para martillear de cabeza el centro de Luis Pérez, quirúrgico, para repetir la fórmula del debut: un remate a la jaula y tres puntos a guardar. Como no todos los días son fiesta, no pudo seguir con ese patrón ante Osasuna; saltó a falta de media hora y no llegó al centro que puso Machís al lugar del dinero. ¿Efecto diluido? Nada más lejos. En su primera titularidad, hizo su tercer gol con solo cuatro disparos a puerta, demostrando una precisión de cirujano... o no.

Porque lo cierto es que ninguno de los tres remates han sido excelsos en lo técnico; el primero fue espectacular, pero el contacto fue con una superficie poco habitual, el segundo no acabó de ser un frentazo (más bien, remata con el hombro) y el tercero, de interior, tiende a la parte trasera del pie derecho. Pero y qué; así valen también, máxime cuando vienen de unos movimientos buenos de delantero. Ante el Valencia, condujo, descargó a banda, buscó área y apareció en una zona peligrosa. Contra la Real, se ganó la espalda del defensor. Y frente al Betis, robó y transitó para definir en los dominios del punta.

Su llegada ha venido a paliar, de algún modo, la falta de gol generalizada, que convierte al Real Valladolid en el segundo equipo que menos marca, 16 goles hasta ahora, solo uno más que el Elche, y eso, a pesar, por ejemplo, de haber tirado 18 veces ante Osasuna y 17 frente al Real Betis, los dos días de mayor producción de la temporada, pero de baja eficiencia, una tónica habitual, ya que el conjunto blanquivioleta expone apenas un 8% de efectividad en sus disparos, siendo, junto a Osasuna (9,1%), el único equipo por debajo del 10%.