Laporta, de la fiesta al silencio
El presidente azulgrana pasó de celebrar por todo lo alto la victoria contra Osasuna en el Boulevard City de Riad a hacer mutis por el foro en el Al Awwal Stadium después del 4-1. Sus críticos le piden que dé la cara.
El viaje de Joan Laporta a Arabia Saudí no acabó bien. El equipo que preside se derrumbó en la final de la Supercopa de España y él, que había estado tan animado en Riad, con una agenda trufada de actos y tiempo para el ocio, hizo mutis por el foro en el Al Awwal Stadium después del 4-1 del Madrid, y salió volando hacia el aeropuerto para subirse el chárter de la expedición de regreso a Barcelona. Laporta, en contra de lo que le pedían sus críticos, dar la cara y asumir la responsabilidad que le toca en la derrota, no hizo declaraciones después y mandó a Deco a que hablase por él. “Xavi sigue con toda la confianza del presidente”, aseguró el director deportivo después de la debacle. Hace tiempo que aquella frase de Laporta a su llegada a la presidencia (”perder tendrá consecuencias”) perdió toda la credibilidad.
Laporta, que no llegó con el equipo por motivos personales, había aterrizado el jueves en Riad en las horas previas a la semifinal contra Osasuna. Nada más ganar 2-0, al presidente se le pudo ver eufórico en Boulevard City, una de las zonas de ocio más conocidas de Riad, celebrando el triunfo. Laporta, que estuvo acompañado como es habitual por su guardia de corps (Rafa Yuste y Enric Masip, a los que en los últimos tiempos se ha unido Joan Soler, otro de los miembros de la comisión deportiva que en su día estuvo en la excéntrica precandidatura de Jordi Farré), tuvo tiempo para jugar al pádel, visitar a la caravana del Dakar y, en la previa de la final, fotografiarse con Florentino Pérez en la embajada de España en Riad. A Laporta también se le vio de nuevo eufórico con Piqué, que estuvo en Riad, a la salida de un restaurante.
Pero la felicidad se esfumó este domingo en el palco del Al Awwal. Laporta vio un equipo sin respuestas futbolísticas para rebelarse ante el baño del Madrid. El primer título del año voló. En Riad, Laporta tuvo la confirmación de que el Barça no funciona y que ha dado pasos hacia atrás respecto al equipo que conquistó la Supercopa la temporada pasada. La oposición lamentó que no fuera capaz de dar la cara en la situación de crisis. Laporta tuvo siete horas de vuelo de regreso a Barcelona para pensar los pasos a seguir. Económicamente, la delicada situación del club ya es conocida pese a que el presidente ha presumido de su plan de viabilidad. Los azulgrana, como admitieron Deco y Xavi después de la final contra el Madrid, no tienen dinero para fichar. Y, deportivamente, el proyecto de Xavi malvive entre incertidumbres. El partido del jueves contra el Unionistas adquiere una nueva y peligrosa dimensión. Veremos si hasta entonces la directiva da la cara.
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