Lamine, seco desde el Clásico

Lamine Yamal buscó y no paró hasta que el pasado jueves consiguió el 0-5 en Mestalla. Es el segundo mejor asistente del Barça esta temporada (lleva 14, por 15 de Raphinha), y el número uno si nos circunscribimos a LaLiga (10), pero no está contento con su cifra de goles. Desde principios de año, se ha propuesto engordar su estadística realizadora. Lo ha conseguido en la Supercopa de Yeda, en la que marcó en la semifinal ante el Athletic, en un mano a mano que resolvió con calidad; y la final, en la que firmó un gol de ensueño contra el Madrid. También en la Champions, con su gol contra el Atalanta. Y en la Copa, donde ha mojado en octavos ante el Betis; y en los mencionados cuartos contra el Valencia. Pero le queda la regularidad.

Lamine no marca en el torneo doméstico desde que puso en pie a su afición con el 0-3 en el Clásico del Bernabeú (en cuya celebración, por cierto, recibió insultos racistas aún no resueltos). Aquel partido se jugó hace tres meses y medio en Madrid. Lleva once jornadas sin marcar, aunque en tres de ellas no pudo jugar. Se perdió los partidos de San Sebastián, Vigo, y el último del año ante el Atlético de Madrid. En esos tres choques, el Barça sólo pudo sumar un punto.

Lamine todavía tiene que adquirir cierta regularidad aún en la definición. Muy lógico a sus 17 años. Combina definiciones brillantes, como la de Girona o el gol ante el Madrid en la Supercopa, con otras acciones en las que aún es perfeccionista y casi persigue ángulos imposibles. Así se ha encontrado varias veces con los palos esta temporada. Un par de ellas, sin ir más lejos, el pasado jueves en Valencia. Los técnicos, sin embargo, están tranquilos. Lamine trabaja la finalización con frecuencia. Ha crecido en esa faceta casi geométricamente el último año y lo que se considera más importante es que llega al gol. No sólo en las ocasiones que él mismo se genera, sino también en las acciones que sabe acompañar cuando empiezan en otro sector del campo. Sin ir más lejos, el gol contra el Atalanta, en un contragolpe fabricado por Raphinha en la otra parte del campo. También trabaja en la mejora de su golpeo a balón parado, en el que toma buena nota de especialistas como Raphinha.

Esta noche, en Sevilla, tiene un doble desafío. Seguir siendo el máximo asistente del campeonato y volver a la senda del gol en LaLiga tres meses y medio después. Puede que no haya visto puerta en la Liga, pero en forma está. Y eso preocupa en el Sevilla.

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