La tozudez de Álvaro
El portero, en el foco después de sus dos errores ante Real y Valencia, ha destacado siempre por su personalidad, como explican sus vecinos y quienes le conocen en Arnedo, su ciudad.
El 12 de octubre de 2013, con apenas 15 años y siete meses, a Álvaro Fernández le llegó uno de los primeros grandes momentos de su vida. Su categoría era la de cadete pero jugaba en el juvenil de la Liga Nacional del CD Arnedo, el equipo de su pueblo, y se entrenaba con los mayores, que militaban en Tercera División. Un día le llegó la prematura oportunidad. “Yo apostaría por Álvaro”, le dijo David Marín, por aquel entonces en el cuerpo técnico del CD Arnedo, al primer entrenador.
Y así ocurrió. Álvaro Fernández se disponía a debutar muy joven ante el River Ebro. Pero al joven portero, que tenía “mucho desparpajo, unas cualidades espectaculares y un físico impropio de su edad”, le tocó convivir con el error desde su estreno. A los primeros minutos, ocurrió una desgracia. “Era un balón largo que iba hacia la portería. Álvaro reculó, saltó y lo cogió, pero se chocó contra el poste y se le escapó. El delantero rival anotó el 0-1″, relata Marín. Lo que sucedió después sorprendió a todos. “Alucinamos de cómo se repuso. Que a un niño de 15 años le pase eso ante mayores... Él superó el error. Acabamos el partido así, 0-1, pero Álvaro selló la portería. Jugó espectacular. Y acabó la temporada de titular, le quitó el sitio al otro portero veterano”, añade.
La secuencia del 2-2 del Valencia el pasado domingo en el RCDE Stadium es sumamente conocida. Un tiro al aire de Eray Comert que se coló en la portería del Espanyol después de que su guardameta, Álvaro Fernández, dejara que el balón prosiguiera su trayectoria creyendo que se iba fuera; silencio, incredulidad, manos a la cabeza del portero y disculpas. Tierra trágame. Como en Arnedo nueve ‘octubres’ antes. El segundo error consecutivo que le cuesta un gol a los blanquiazules después de su erróneo control en el Reale Arena que supuso el 1-0 para la Real Sociedad. En las raíces de Álvaro Fernández, en Arnedo, se confía en la personalidad de su popular vecino para salir de esta situación.
“Él vino aquí con 15 años. Era cadete y se entrenaba en nuestro juvenil de Liga Nacional. También jugaba en el primer equipo e iba varios días a la semana a Tajonar porque Osasuna lo quería tener controlado”, explica Ildefonso Ruiz, presidente del CD Arnedo, que milita en la Tercera RFEF. “Tiene dos narices, lo demostró. Somos un pueblo de unos 15.000 habitantes y la gente sigue nuestro primer equipo. Él era muy, muy joven y se salió. Se lo ha currado mucho”, añade.
Aunque nació en el Hospital de Calahorra, la familia y la vida de Álvaro se ha ligado a Arnedo desde que nació. Su padre, José, es un conocido empresario de distribución de fruta y verdura de la zona, hijo único, como el propio Álvaro, a quien nunca le faltó de nada. Su familia le arropó y le dio todo para que el joven meta fuera quemando etapas y dando un salto en su carrera, algo que todos ya lo aventuraban. “Álvaro tiene una mentalidad poderosa. La semana pasada fueron las fiestas de Arnedo, y muchos de nosotros vimos el partido del Espanyol para ver a Álvaro. Se equivocó, pero enseguida se disculpó. Se levanta rápido. Es humilde y currante”, añade.
Antes de pasar en solo un año del CD Arnedo a la cantera de Osasuna, el portero riojano jugó en la Escola de Fútbol de Arnedo que estuvo presidida por Régulo Pascual, impulsor también del popular torneo de fútbol base de la localidad. “Entró aquí con siete años y se marchó con 15. Vino porque jugaban sus amigos pero desde el comienzo ya demostró que tenía unas cualidades brutales. Siempre jugó una categoría superior a la suya, se acostumbró siempre a ser más maduro de lo que le tocaba por edad”, ahonda el presidente de la entidad.
Uno de sus técnicos en el fútbol base del Arnedo destaca sus valores (”siempre ayudaba al compañero, estaba un paso por delante en todo”) y su altura, algo que en el fútbol profesional le puede jugar una mala pasada pero que no le restó nivel de pequeño: “Era de los grandes del equipo siempre, ahora quizás se apuesta por otro perfil de porteros en Primera, pero él ha demostrado que la altura no es un problema”, comenta. A lo que añade un scouter que conoce bien la trayectoria de Álvaro al haber estado ligado a Osasuna: “Toma decisiones arriesgadas, no tiene miedo. Se fue al Mónaco sin haber cumplido 20 años y se marchó a la Premier con su altura. Lo intenta todo para ser mejor y triunfar”.
El portero, que ha sido arropado durante la semana por compañeros y el cuerpo técnico, seguirá defendiendo la portería del Espanyol en Cádiz. Es la apuesta después de las primeras jornadas con Benjamin Lecomte. A prueba, de nuevo, la personalidad de Álvaro, aquella que le debe llevar a no cometer errores como en los campos de fútbol de Arnedo cuando soñaba con llegar a Primera.