La renovación de Aguado, la última de mis preocupaciones
Vuelve la Liga. Se ha hecho largo y han sido dos semanas para masticar el desagradable final del partido disputado con el Cádiz. Escoció mucho esa derrota y hay ganas de desquite de cara al partido de mañana ante el Getafe de Quique Sánchez Flores. El Coliseum Alfonso Pérez, un escenario que no se ha dado muy bien pero que ,curiosamente, es testigo de la última victoria del Real Valladolid fuera de casa en partido de Primera División. Que el Getafe llegue tras dos victorias consecutivas sí es significativo, que el conjunto de Pacheta lo haga tras dos derrotas me parece circunstancial. Tanto en Montilivi como ante el Cádiz, más allá de la falta de contundencia en las áreas, el equipo blanquivioleta mereció mucho más. Pienso que mereció ganar a los de Sergio con claridad y que se hizo acreedor, al menos, a un empate en tierras catalanas. Esos cuatro puntos más los dos regalados en Sevilla tendrían al Real Valladolid con diez puntos en una zona comodisíma de la tabla. Sí, son las cuentas de la lechera, pero se ajustan mucho a lo que se ha visto aunque las cifras reales tienen al Valladolid en puesto de descenso y con solo cuatro puntos. Eso es lo que cuenta de verdad. Lo demás es pensar en lo que pudo pasar y no pasó.
Por eso, ha llegado la hora de dar un golpe en la mesa de verdad y de empezar a dejar de hacer regalos a los contrarios. Es loable el querer jugar vistoso y mantenerse fiel a lo hecho durante toda la pasada temporada, pero en Primera División hay que pegar y tratar de que no te peguen. Las exquisiteces quedan en un segundo plano. Se trata de ir sumando, jugando más o menos florido, pero dejando siempre por detrás a tres equipos en la clasificación. Esa es la clave de todo. Es momento, también, de confiar en que la plaga de lesiones tenga su punto final. Guardiola, Luis Pérez, Asenjo, Anuar… demasiados contratiempos en poco tiempo. Lo más preocupante, sin duda, la situación en la queda el puesto de lateral derecho, en manos de un chaval de 18 años recién cumplidos, que puede tener un buen futuro como futbolista profesional, pero que todavía tiene todo por demostrar. Si supera con nota la prueba habrá dado un salto enorme de madurez de cara a consolidarse como futbolista profesional. Apunta buenas maneras, pero no olvidemos que es un muchacho al que no se puede cargar de una enorme responsabilidad. Se está hinchando demasiado el globo en torno a Fresneda y todo debe llevar su tiempo y sus plazos.
Y la semana ha venido marcada, en parte, por el asunto de la renovación de Aguado. A alguno parece que le va la vida en ello. Me parece que han entrado muy pronto en las oficinas de Zorrilla las prisas por empezar a renovar a casi todo lo que se mueve. Me parecen bien las renovaciones y ampliaciones a jugadores como Luis Pérez o Javi Sánchez, pero considero que tampoco debe haber prisa en ello. Para el club es bueno asegurarse que Luis Pérez siga dos años más, pero para el que es bueno es, sobre todo, para Luis Pérez que tendrá el privilegio de seguir vistiendo la blanquivioleta hasta 2025. Y lo mismo digo en el caso Aguado. El jugador es libre de pedir lo que quiera, pero con un futbolista que acaba de debutar en Primera División y que lo tiene todo por demostrar en esta categoría, el Real Valladolid no puede perder la cabeza. Si Aguado no quiere renovar en los parámetros económicos lógicos del club de Ronaldo, seguro que otro podrá llegar y que no será peor que el futbolista jienense. La renovación de Aguado es la última de mis preocupaciones. Estamos más a que el equipo puede lograr mañana su segunda victoria de la temporada. Con Aguado el año que viene aquí o sin él, el club seguirá su camino. Cosas de representantes aceleradillos, locos por sacar más tajada. Los tengo muy vistos. Tema menor.