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La peor Navidad blanquivioleta en 30 años

Lo dije en la SER hace ya mucho. Para mí, este es el peor Real Valladolid que recuerdo. El equipo más endeble y menos competitivo que he visto desde que tengo uso de razón. Algún aspirante a plumilla, de esos que nadie sabe quién son, que ni son periodistas, pero que se asoman inexplicablemente con alguna esporádica colaboración, criticó que yo hubiera hecho semejante afirmación. Imagino que con el paso del tiempo, el espabilado ya se vaya dando cuenta del percal. El partido ante el Girona, el último del año, fue fiel reflejo de lo que la plantilla del Real Valladolid viene ofreciendo desde que empezó la temporada. Habría que retroceder a la Navidad de 1995 para encontrar una situación similar. El equipo era entrenado por Rafa Benítez, había jugado 18 partidos y era colista con 13 puntos, a cinco de la salvación. La situación, clasificatoriamente era muy parecida, pero les aseguro que aquel equipo era mejor, mucho mejor, como luego el tiempo demostró. Aquel Valladolid encajaba muchos goles, 30, pero no tantos como el actual, 37, y anotaba más 21, por los ridículos 12 del presente ejercicio. Por juego, por puntos, por posición en la tabla, por sensaciones y por la calidad de la plantilla, este es el peor Valladolid que recuerdo. Me reafirmo en lo que dije hace ya meses, a pesar del espabilado del artículo, que de fútbol debe saber lo que un servidor de astrofísica, más o menos.

Porque lo de Girona, lejos de ratificar la victoria ante el Valencia y de conseguir el acostumbrado efecto revulsivo con la llegada del nuevo entrenador, fue, otra vez y van varios, el peor partido de la temporada. La presentación de Diego Martín Cocca en el fútbol español fue un espanto, una tremenda decepción. Dispuso un equipo encerrado atrás al más puro estilo de Maguregui, un técnico vasco especialista en los empates a cero dado su sistema ultradefensivo que utilizaba. Entrenó, entre otros, a Espanyol, Racing de Santander, Almería o Sestao. Pues, lo de Cocca en Girona, me pareció volver a aquel estilo que inauguró Benito Diaz, el Tío Benito, en los años 50. El Real Valladolid se plantó en Montilivi con un autobús de dos pisos, como los de Londres, y no varió el sistema en todo el partido. Algo inenarrable.

Es de esperar que Cocca, al que no conozco de nada y al que deseo lo mejor, ofrezca algo distinto en el próximo partido a jugar con el Betis en Zorrilla. De no ser así habrá que echarse a temblar recordando tiempos mejores con Pezzolano. Traer a un argentino que no ha entrenado nunca en Europa y que, da la sensación, no está muy puesto en la Liga Española, es un tremendo riesgo que Catoira y Mazziotti quizá no debieron correr.

Y, para terminar, mensaje navideño para los futbolistas del Real Valladolid. No se entiende el compromiso y la energía evidenciada ante el Valencia y la pasividad esgrimida ante el Girona o ante el Atlético de Madrid. Corre el rumor, al que no quiero dar credibilidad, de que los jugadores preferían a Álvaro Rubio antes que a Cocca, con el cual no están muy contentos. Ya lo que nos faltaba, que los jugadores decidan quién es el entrenador cuando ellos son incapaces de ofrecer nada más. Están ellos como para opinar. Primero que rindan y den una imagen de jugadores de Primera y después que opinen. Yo no sé si Cocca es el ideal o no, pero lo que si tengo claro es que estos jugadores, rindiendo a este nivel, no pueden aspirar a llamarse futbolistas de Primera. Salvo escasas excepciones, son una plantilla de Segunda… y no de las mejores. ¡Feliz Navidad!

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