La maldición de diciembre
El equipo ha vuelto a colapsar en el último mes del año: el Getafe ha firmado dos meses de diciembre (2024 y 2025) negros.


Para el Getafe, la llegada de la Navidad ha dejado de ser motivo de celebración para convertirse en una auténtica pesadilla recurrente. El equipo ha vuelto a colapsar en el último mes del año, confirmando una estadística que hiela la sangre a la afición azulona: el Getafe ha firmado dos meses de diciembre (2024 y 2025) absolutamente negros.
Los números son una losa imposible de ignorar. Entre el cierre del año pasado y el actual, el balance es de equipo en caída libre. En un total de 7 partidos disputados en estos periodos invernales, el Getafe ha cosechado 6 derrotas y una sola victoria. Pero lo que más preocupa al cuerpo técnico no es solo perder, sino la incapacidad de competir: el equipo ha encajado 11 goles en contra y ha sido capaz de anotar tan solo un gol a favor. Un bagaje paupérrimo que deja al equipo tocado anímicamente.
El desastre de Burgos y las “malas sensaciones”
Si el diciembre de 2024 fue malo, el de 2025 ha traído carbón anticipado. La imagen del equipo ha quedado muy dañada, especialmente tras el varapalo en la Copa del Rey. La eliminación ante el Burgos, con un contundente 3-1, ha sido la gota que ha colmado el vaso.
No se trata solo del resultado, sino de las malas sensaciones que transmite el bloque. El equipo se muestra frágil atrás, sin ideas en la medular y absolutamente inoperante en ataque. La falta de pegada es alarmante y la desconexión de jugadores clave ha dejado al Getafe en una situación crítica antes de las uvas.
El espejo de enero: buscando el milagro de 2024
Sin embargo, dentro del vestuario se agarran a un clavo ardiendo: la hemeroteca. A pesar del pesimismo reinante, todos recuerdan lo que ocurrió tras el desastre de diciembre de 2024.
El año pasado, cuando el equipo parecía desahuciado tras las fiestas, enero trajo una resurrección milagrosa. El Getafe encadenó una racha histórica de 5 victorias seguidas fuera de casa, una reacción fulgurante que salvó la temporada y devolvió la ilusión a la parroquia azulona.
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La esperanza para este 2026 que está a punto de entrar es que la historia se repita. Que las uvas sirvan de punto de inflexión y que, una vez más, el Getafe sea capaz de transformar una crisis invernal en una remontada primaveral. De momento, toca hacer autocrítica y esperar que los Reyes Magos traigan, sobre todo, goles.
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