La magia es de Pellegrini
Manuel Pellegrini llegó al Betis en el verano de 2020 y dictaminó que un chico llamado Aitor Ruibal debía quedarse en su equipo tras haberse ido como cedido en los años anteriores. Lo moldeó a su gusto y lo convirtió en un comodín capaz de ser extremo, interior e incluso lateral derecho. Desde ahí encontró el Betis la luz ante un Madrid que parecía por momentos imparable. De la desesperación pasó a la esperanza cuando Isco fue frenado por el poste cuando estaba a punto de convertir el Villamarín en una locura.
Hay un mérito inequívoco en los mandos de Pellegrini. Se quedó a inicios de campaña sin dos de sus centrales, no tiene a una pieza diferencial como Nabil Fekir, sus nueves apenas ejercen de nueves y tampoco tendrá a una baza esencial como Guido Rodríguez en los próximos meses. Esquivó casi todo, mantuvo al equipo en la zona cercana a la de privilegio y suspira con sueños de grandeza en la Copa y la Europa League mientras convence a jugadores como Chadi Riad o Sergi Altimira de ser futbolistas de primer nivel.
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