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La Íscar Cup, el principio del largo sendero de Álvaro Aceves

El prestigioso trofeo de categoría benjamín fue su primera experiencia en el Real Valladolid. Entonces, en 2013, ya era compañero de Torres y Arroyo.

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La Íscar Cup, el principio del largo sendero de Álvaro Aceves
Real Valladolid

Álvaro Aceves es un canterano atípico, no por sus condiciones, sino por su historia. A sus 19 años, es demasiado joven todavía como para escribir su biografía deportiva, y sin embargo, queda muy claro, viendo su trayectoria, que lo que tiene que ver con el Real Valladolid comenzaría hace diez años, en 2013. Por aquel entonces defendía los colores del CD Parquesol, mismo escudo que portaba su prácticamente inseparable David Torres. En Los Anexos no había equipo en su categoría, la benjamín, pero sí el afán de participar en la Íscar Cup, torneo que alcanzó un prestigio importante en apenas dos años. El departamento de captación blanquivioleta llamó a dos jugadores naranjas para aquel torneo: a él y a Diego Alonso.

En aquel plantel había una cara que, una década después, es de sobra conocida para él. La de Roberto Arroyo, entonces en las filas del Villa de Simancas, un pequeño y revoltoso atacante, con el ‘9′ a la espalda, con sonrisa de pillo y pelo liso. Llegó el primer partido y ganaron al Atlético de Madrid. En el segundo, con gol de ‘Arroyito’, empataron ante el Valencia. Los cuartos, con victoria ante el Athletic Club, con un tanto más del chico de Simancas. Y las semifinales, a las que Aceves saltó enfundándose el brazalete de capitán. El conjunto che fue mejor y se impuso a los blanquivioletas, que acabaron cuartos. Pero Arroyo fue uno de los máximos goleadores, y Aceves, elegido el mejor portero de todos.

En la temporada 2013-14 los dos pasaron a formar parte de Alevín B del Real Valladolid, mientras que Torres se quedó en el Parquesol para sumarse dos años después, en el primer año infantil. Desde entonces, han ido quemando etapas juntos. Hasta el punto de que esta campaña han debutado los tres en Primera División; Aceves y Torres, con menos de un mes de un mes de diferencia. Después de haber sido, los tres, durante meses, referentes en el joven Promesas, donde les dirige Julio Baptista por cuarto año consecutivo, los cuatro que lleva en Los Anexos.

Proceso de maduración

Aquella Íscar Cup de 2013 la jugaron todos los ‘grandes’. Sin embargo, una década después, solo un puñado de futbolistas ha encontrado cobijo en el profesionalismo. Por ejemplo, en aquella cita estuvieron el colchonero Pablo Barrios (con el Real Madrid), el valencianista Jesús Vázquez o el malacitano Loren Zúñiga. El último en debutar en LaLiga es Aceves, que lo hizo el pasado sábado en el Benito Villamarín después de la lesión de Jordi Masip, que estará dos meses de baja, lo que le abre la puerta de seguir siendo, como mínimo, parte de las convocatorias de Pacheta.

El del cancerbero es un caso llamativo en tanto en cuanto es, junto con Arroyo, el único jugador que alcanza el primer equipo habiendo empezado en el club en benjamines, al menos en la historia reciente de la entidad, dado que otros como Toni Villa, Anuar Tuhami, Fernando Calero o el mismísimo Sergio Asenjo llegaron en otros escalones formativos superiores o tuvieron etapas fuera de Valladolid antes de llegar al primer plantel. Precisamente el guardameta palentino es con quien se disputará un puesto, sirviéndole como ejemplo en su condición, también, de canterano.

Desde etapas tempraneras, Aceves ha llamado la atención y ha ido quemando etapas compitiendo a menudo un escalón por encima de su edad. Así, por ejemplo, siendo juvenil de primer año empezó a tener minutos en una División de Honor en la que comenzó la pasada campaña antes de saltar al Promesas. Cuando asomó, en un momento en el que el equipo estaba acuciado, no volvió a desaparecer; a pesar de encajar goles, solía ser uno de los destacados en el conjunto de Julio Baptista, que acabó poniéndole por delante de Samu Casado y Yari.

A las órdenes del técnico brasileño ha vivido procesos de exigencia y de evolución, motivados por su apuesta, a veces incluso arriesgada, por la tenencia del esférico. El crecimiento de Aceves con el balón en los pies ha sido notorio estas campañas, con base en situaciones de riesgo en las primeras fases del juego, en las que, en aquel División de Honor, pero también en algún momento en el Promesas, el conjunto de Baptista ha salido combinando desde el guardameta y con varios futbolistas dentro del área, con los que trenzar pases.

Sus 190 centímetros y su envergadura le convierten en un portero con capacidad para el blocaje alto y para resolver acciones a balón parado y de centro lateral, en las que, seguramente, deba mejorar aún la lectura, debido a su edad, pero no a rasgos condicionales. Tiene un tren inferior potente, algo no demasiado frecuente en arqueros de su talla, que le permite alcanzar balones lejanos a pesar de no tener la explosividad de cancerberos más pequeños. Coinciden en el club que se trata de un portero moderno, al que todos ven con buenos ojos y como el portero del futuro.

Así lo hizo el propio Masip, bromeando con la posibilidad de que le quite el puesto. El capitán, a principios de curso, destacó de Aceves sus ganas de aprender, que se suman a los dotes de mando en el área que ha expuesto en escalones inferiores, en los que ha llegado a ser capitán y en los que estuvo en dinámica de selección española; primero, de la sub’17, de la que iba a formar parte cuando la COVID irrumpió en nuestras vidas y, más tarde, de la sub’19, con la que fue... y en la que Iturbe, otro ‘hijo’ de la Íscar Cup, estuvo por delante de él.