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Kike Pérez: “Jugar en el Elche me vino muy bien para recuperar confianza”

El centrocampista del Real Valladolid afronta la temporada con ganas de asentarse en Primera y el partido ante el Elche, su equipo la temporada pasada, sin sentimentalismos.

Kike Pérez, jugador del Real Valladolid.
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Kike Pérez (Gálvez, Toledo, 14 de febrero de 1997) pasa por ser una de las grandes sorpresas de esta temporada en el Realñ Valladolid, fue nombrado por la afición mejor jugador del mes de septiembre y se ha asentado en Primera. El sábado se enfrentará al Elche, donde jugó media temporada cedido la campaña pasada, pero no hay sentimentalismos que valgan. Sólo piensa en sumar tres puntos.

¿Cómo se encuentra en este regreso a Valladolid?

Muy contento, estoy feliz por cómo se está dando este inicio de temporada a pesar de algunos resultados.

¿Cuándo comenzó la pretemporada pensaba en quedarse en el Real Valladolid o valoraba la opciones de salir cedido como la temporada pasada?

Lo tenía claro desde el primer momento. Mi primera opción era siempre quedarme. Llevo muchos años aquí, tengo mucho cariño al club, a esta ciudad y llegue a la pretemporada dispuesto a ganarme un puesto para quedarme.

¡Y como empezó la campaña, mejor jugador del mes de septiembre!

Bueno, la confianza lo hace todo. El míster me dio esos minutos que yo necesitaba y pese a que empecé en la primera jornada como suplente luego fui entrando. Somos un equipo donde vamos a jugar todos, donde todos somos importantes y yo estoy muy contento por como van las cosas hasta ahora.

¿Kike Pérez siempre tuvo claro que iba a ser futbolista?

Desde pequeñito, mis padres me han ayudado mucho, desde enano, con dos o tres añitos me iba a ver entrenar a mi hermano que es un poco mayor que yo. Ahí empezó todo, en un campo de tierra, yo me ponía a jugar mientras los grandes entrenaban. Hacer lo que estoy haciendo era mi sueño desde el primer momento.

Pero el camino no fue fácil...

Claro, yo soy de un pequeño pueblo de Toledo que se llama Gálvez y empecé en prebenjamín y poco a poco fuimos clasificándonos para torneos y pronto me llamaron para ir con la selección de Toledo, después me fui a Sonseca e iba aumentando el nivel de fútbol y ya empezaba a jugar en césped artificial. Después ya fui al Toledo, mis padres me llevaban tres o cuatro días a la semana en cadete. Hice las pruebas para el Rayo Vallecano y me dijeron que querían contar conmigo, pero claro, mi pueblo está a una hora de Madrid y mis padres se lo pensaron un poco. Al final me dejaron quedarme a vivir con familiares en Vallecas, mi abuela y mi tía vivían allí. El primer año fue complicado porque al hecho de salir de casa se unió que mis padres querían que siguiera estudiando, pese a jugar al fútbol, y suspendí todas las asignaturas. ¿Qué hicieron mis padres? Llevarme al pueblo otra vez y mi madre me llevaba y me traía casi todos los días a Madrid porque mi padre trabajaba.

Si usted no fuera futbolista, ¿a qué cree que se habría dedicado?

Es una pregunta que me cuesta responder. Igual estaría en el pueblo, con mi padre trabajando, pero no tengo ni idea. A mí siempre me ha gustado mucho el deporte, jugaba mucho al tenis desde pequeñito y luego me decidí por el fútbol. Le doy gracias a la vida por lo que me ha dado, que me lo he currado, pero si no hubiese tenido suerte pues estaría con algún trabajo en el pueblo como muchos amigos míos porque estudiar no era lo mío.

En el Rayo le fue bien...

Sí, ganamos la Liga y la Copa del Rey en juveniles, lo que hizo que me empezara a llamar la selección sub-19 de España y trabajaba con el primer equipo y con el filial, donde estuve dos o tres años, pero finalmente tuve que salir porque yo quería seguir creciendo y el Rayo no contaba conmigo para el primer equipo. Mi pensamiento era triunfar allí porque me veía con cualidades de poder hacerlo, pero al ver que no voy a tener oportunidades tengo que buscarme la vida.

¿Fue una decepción?

Para mí sí, claro, estaba yendo con la sub-19, algo estaría haciendo bien.

Y decide irse a Lugo...

Sí, firmo tres años, pero en el primero me ceden al Cerceda, era un club pequeñito que aquel año desapareció por impagos. Y la temporada siguiente hago la pretemporada con el primer equipo, pero yo veía que no iban a apostar por mí y me ceden con opción de compra al Real Valladolid. La experiencia en Lugo me sirvió para crecer personalmente porque me fui a una ciudad solo a buscarme la vida, tenía 21 años, muchas veces me iba llorando de mi pueblo a Galicia porque echaba de menos estar cerca de mi familia, pero me ayudó a madurar y ver que tenía que mejorar a nivel físico.

En la primera temporada en el Promesas juega 35 partidos... ¿le sirvió para reafirmarse en su idea de querer ser futbolista?

Necesitaba un año de jugar en una posición en la que yo quería jugar, de sentirme protagonista. Jugué muchos partidos, empezó a crecer mi confianza, estoy muy agradecido a todo lo que confío en mí Miguel Ángel Gómez, y ahí empecé a crecer futbolísticamente y personalmente.

¿Cuál es su posición ideal?

En la que estoy jugando ahora, en ese 4-3-3 como interior o 5-3-2, aunque es verdad que puedo jugar como mediocentro defensivo perfectamente porque soy un jugador con mucho recorrido y calidad para asociarme.

La temporada siguiente le llega la posibilidad de jugar con el primer equipo y hace su debut ante el Atlético de Madrid... ¿qué recuerda de aquel día?

Un día muy bonito, muy especial, te vienen todos los nervios porque estás cumpliendo un sueño. Es verdad que fue un poco frío porque no había público (por la pandemia), pero después al salir al campo se te olvida todo y disfrutas porque estás haciendo lo que más te gusta en el mundo que es jugar al fútbol. Fue un día muy bonito.

Ese día se le pasaron todos los recuerdos, todos los esfuerzos que ha hecho su familia...

Sí, la verdad. Te acuerdas de los sacrificios que han hecho mis padres para llegar aquí. Me emociono, se me pone la piel de gallina.

¿Y ahora que le dicen sus padres?

Mis padres siempre me han dejado un poco libre, es verdad que mi padre es un poco más exigente, siempre me pide más, pero sabemos como es el fútbol, hay que aprovechar el momento y no ponerse nervioso.

De aquel año hay una imagen suya en el partido ante el Barcelona que se queda solo ante Ter Stegen e hizo un gesto raro y se rompió...

En la primera parte tuve una ocasión muy clara, estábamos haciendo un buen partido, me quedé solo y después me tiro, no sé muy bien por qué, y clave la rodilla y me hice polvo, lo que pasa es que tenía unas ganas de jugar tremendas y no pedí el cambio. Cuando llegué al descanso, madre mía, la rodilla me palpitaba, pero decidí seguir. Y el míster (Sergio González) me decía que la diera en largo, pero yo no podía. Hasta que no acabe el partido no dije nada, tuve un esguince de rodilla y ahí se acabó mi temporada. Lo que más me jodió es no haber podido ayudar al filial en el playoff para subir a Segunda.

La temporada del descenso fue la que más sufrió como futbolista...

Sí, por la ausencia también de la gente que te aplaude, te anima, te grita, te ayudan. Fue un año muy sufrido, muy complicado y nos costó, nos costó. Al final descendimos, en un año que te marca en tu trayectoria. Menos mal que el año pasado lo arreglamos un poco...

Y el año pasado, usted jugó algunos partidos, luego salió en el mercado de invierno al Elche... ¿entiende a la gente que dice que usted se tiró del barco en Segunda?

Lo puedo llegar a entender, aunque no lo comparto. A mí lo que más me fastidió es lesionarme a principio de temporada. Yo quería llegar bien, darle la vuelta a la situación, ayudar a ascender, pero me lesiono y me costó volver a ponerme bien, entrar en el equipo porque los compañeros lo estaban haciendo muy bien. Se llegó a una situación en la que tanto el club como yo pensamos que lo mejor era salir cedido y salió la oportunidad de ir a Elche.

¿Cómo le fue en el Elche?

Me vino bien porque tuve la ocasión de jugar, el equipo estaba muy bien, tuvimos mucha confianza, me vino muy bien para recuperar la confianza en mí y saber que así puedo jugar perfectamente. Al principio fue complicado porque es verdad que llegas a un sitio nuevo, pero yo soy muy extrovertido, me adapto rápido a lo nuevo.

¿Qué supone para usted jugar contra los ilicitanos el sábado?

Es un club al que le tengo mucho cariño, hice amigos muy rápido allí, pero en el campo no hay amigos y lo siento mucho, pero si podemos matarlos es lo que vamos a hacer. Nosotros estamos bien, pero necesitamos conseguir puntos para lograr el objetivo cuanto antes y es lo que vamos a hacer.

Al principio de temporada se habló de la opción de que usted volviera... ¿cuánto hubo de cierto en eso?

Yo tenía claro que quería empezar la temporada aquí y ganarme un puesto. Si te digo la verdad no tengo ni idea de si hubo un acercamiento por parte del Elche.

Usted es una de las revelaciones de la temporada, fue designado mejor jugador de septiembre, pero ¿el mejor Kike se ha visto o puede dar más?

Yo creo que puedo dar más, es verdad que estamos en Primera División y es más difícil, pero creo que si estamos todos bien vamos a brillar, tenemos un equipo muy competitivo, muy completo, hay un grupo muy unido.

Pacheta dijo hace un mes en AS que usted estaba entre los 10 mejores centrocampistas españoles...

Joder, pues buenas palabras, ¿no? Ojalá, hay que seguir trabajando, con humildad, que esto es muy largo.

¿Kike cuando no juega al fútbol qué hace?

Cuando era chaval era muy hiperactivo, no podía estar en casa, necesitaba salir, pero ahora me he vuelto más casero, tengo mis ratitos de play, cuando me dejan (risas), suelo ir al cine una vez a la semana, salir a dar paseos, un café por la tarde, todo con mucha tranquilidad.

No quiero jubilarle, pero cuando acabe el fútbol que quiere hacer...

No lo he pensado detalladamente, pero desde pequeñito vivo por y para el fútbol y creo que me prepararé para seguir vinculado. También me gustaría estar más cerca de mi familia y de mis amigos.

¿Y ahora? Cuando va al pueblo, ¿qué le dicen?

De todo (risas). Me quieren mucho, hablamos del partido anterior, de la razón por la que no metí un gol... debatimos... pero más ganas que tengo yo no tiene nadie.

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