Impulso para Joan Martínez
Xabi apuesta por el central ante las lesiones de la zaga. El club, atento a sus prestaciones de cara al próximo verano para configurar la plantilla. Primera convocatoria oficial.
No están Huijsen ni Alaba, pero está Joan Martínez. Es la novedad, pero no es una novedad más. Es la primera llamada a filas para el central. La joya que está en la pole position para dar el salto desde La Fábrica. Para romper ese techo que, hasta ahora, solo había roto de manera oficiosa. Porque, recuerden, ya se estrenó en aquella pretemporada de 2024. Cuando Ancelotti le llamó a filas. “Tiene aura de jugador de los buenos”, salía del club entonces, tras su puesta de largo en el amistoso ante el Milan. Y, cuando apuntaba a lista de la Supercopa de Europa, llegó el revés. Una rotura de cruzado que es experiencia, madurez, y no rémora. Que lo aplazó todo. Y ahora, sin acelerar, porque la recuperación se ha medido de manera milimétrica, todo se ha acelerado. Antes las bajas, Xabi recluta a Joan Martínez.
Desde aquel crac fatídico, “en una jugada tonta”, han pasado 484 días (fue el 9 de agosto). De los 16 años a los 18. A una mayoría de edad que vino con la confianza como regalo. La del Madrid, que le renovó de nuevo (ya lo había hecho poco después de la lesión), le extendió hasta 2029 y le blindó: 150 millones de euros de cláusula. Para refrendar: la confianza es total. Se planifica con él en el futuro próximo y, todo dependiente del mercado (salidas y entradas), no se descarta que el ascensor lo coja ya en la 2026-27. “Es carne de primer equipo”, es una frase recurrente en Valdebebas. Y contra el Celta, lo será.
La hora de “la bestia”
Impulso para el káiser del Castilla. Para un Joan que lo ha jugado todo, como titular. Es el más utilizado del curso (1.145’). Para responder a la confianza con rendimiento, con picos como su gol a lo Ramos al Talavera, donde se ‘disfrazó’ de su ídolo para ajusticiar a los cerámicos. Progreso que impulsan su llamada. La hora de “la bestia”, como le describen quienes le ven en el día a día. Lo era con 16 años, cuando aterrizó en Valdebebas. Lo es más ahora, tras potenciar aún más un físico que le acerca al 1,90 y que pulió boxeando en su etapa en el Levante.
El proceso
Un proceso para pulir a un diamante. Al abrigo de Arbeloa, uno de su grandes valedores. Fue él quien le ascendió al Juvenil A cuando apenas había llegado. Quien le convirtió en indiscutible en el Castilla desde el minuto uno, con quien se planificó ese regreso pautado, muy pensado. Sin plantear el viaje al Mundial de Clubes como parte del batallón de canteranos que se llevó Xabi. Para no acelerar hasta que los cimientos estuvieran asentados. Para empezar disputando 20 minutos en el primer amistoso de verano, para cuidar la rodilla, hasta jugarlo todo. Y a brillar.
Un Arbeloa con quien le une una relación de total confianza. Así se explica aquel aviso. Aquella frase tras ganar al Cacereño: “Tiene muchas condiciones, pero no le vale con lo que hace para ser jugador del primer equipo”. Un mensaje contundente, que no fue a más. Quedó zanjado, aunque no había nada que zanjar. No había caso. Porque el objetivo de Arbeloa era motivar. Acercarle más al siguiente escalón. Y de momento, Joan ya tiene su primera convocatoria. Un paso más, que no es uno más.
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