Giuliano parte y reparte
El Cholito es el máximo asistente del Atlético de Madrid (12 pases de gol) desde que se asentara en el equipo hace justo un año.
Hay algo innegable en Giuliano Simeone (Roma, Italia, 2022): es un jugador capaz de cambiar el estado de ánimo de los partidos. De instalar el suyo propio. El de la energía, el pundonor, la garra. Esa que cuando pisa la hierba es capaz de contagiar a los demás. Pero no solo eso.
Hay un dato revelador de la influencia del pequeño Simeone en el Atlético desde que hace un año, hoy justo uno, el 20 de 2024 en el Atlético-Leganés de la 10ª jornada, derribara por completo la puerta del primer equipo con una carrera endiablada e imposible para asistir a Griezmann. Desde entonces es el rojiblanco con más asistencias en todas las competiciones, con 12, una por delante de las 11 de Julián Alvarez (2º) y dos de las 10 de Llorente (3º). Aquella carrera no fue la excepción sino que es su regla. El sábado, la victoria del Atlético ante Osasuna también se prende del ácido láctico de sus piernas. Y una carrera. Esa que dio para alcanzar la línea de fondo mientras quebraba la cintura de varios jugadores navarros y asistir a Almada para que este hiciera su primer gol con la rojiblanca y el único en el partido.
“Para mí, el Atlético de Madrid lo es todo, es mi vida”, reconocía el futbolista esta semana en una entrevista con El Club del Deportista. “Cada mañana me levanto sabiendo que entreno en el Atlético de Madrid, que para mí es lo más grande que hay. Desde chiquitito siempre veía todos los partidos por la tele y soñaba con jugar en el Atleti y ahora lo estoy haciendo”, añadía.
‘Hacedor’ de imposibles
Después de derribar esa puerta en el Atleti-Leganés, se tornó insustituible. Séptimo jugador en minutos del Atlético la temporada pasada (con 3.064, solo por detrás de Oblak, Julián, Llorente, Griezmann, De Paul y Barrios), esta es el quinto con 823 (tras Oblak, Llorente, Le Normand y Barrios). El apellido Simeone, la diana que apuntan los que le critican sin ir más allá, que él es Simeone, sí, pero sobre todo es Giuliano, al jugador no le pesa. Al contrario. “Para nada es una presión y la verdad es que estoy muy orgulloso de ser un Simeone, muy orgulloso de mis hermanos y de mi papá. Quiero llevar este apellido a lo más alto del fútbol”. Y el hijo del hombre del Nunca Dejes de Creer ya ha demostrado que, sobre todo, es un conseguidor de imposibles.
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