Giuliano, el futbolista que une a ambos técnicos
Luis García, su entrenador, fue uno de sus valedores para su fichaje por el Alavés. El Cholo es su guía, su referente, su sangre.
Hay algo que une a Simeone y Luis García Plaza, canterano del Atlético, en su filial de 1991-1994, más allá de los partidos, los enfrentamientos y el pasado rojiblanco. Es un futbolista del segundo que representa todo el carácter del primero. Además de su sangre, claro. Giuliano. Este verano, dio el salto. A Primera, a Vitoria, al Alavés de Luis García que se sentía feliz con el fichaje. Muy.
Ese futbolista que le había impresionado cuando se había enfrentado al Zaragoza unos meses antes, ahora estaría a sus órdenes. “Es que el Simeone este es que es tela. Es que puede estar noventa minutos corriendo sin parar. Es un incordio, muy bueno”, había clamado de Giuliano en la sala de prensa, tras aquel partido en Segunda la temporada pasada.
Grave lesión en pretemporada
Pero un crac hundió a todos antes de que terminara el verano. Una entrada brutal de Matos, jugador del Burgos, le fracturó el peroné y le luxó el tobillo en un amistoso. Adiós al año antes de comenzar. Los dos hombres que hoy se sentarán en los banquillos siguen muy pendientes de su evolución, de su recuperación. Con tiento, mimo y cariño. Uno es su entrenador. El otro, su padre. Giuliano, su puerto en común.
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