Forlán: “Todavía se me eriza la piel con la afición del Atleti”
El delantero uruguayo y leyenda rojiblanca (96 goles en 198 partidos), repasó su trayectoria en el Atlético y la actualidad del club. También habló sobre su presente en el tenis, donde acaba de debutar profesionalmente.
Hay jugadores queridos y luego está Diego Forlán (Montevideo, 1979). El mayor artífice de que el Atlético de Madrid levantase un título europeo 48 años después tras la conquista de Hamburgo. El ídolo de toda una generación que maravilló al mundo entero en el Mundial 2010 por el dominio del famoso Jabulani. Fue Balón de Oro y Bota de Oro de aquel Mundial que conquistó España. Toda una leyenda del fútbol que atiende a AS en una entrevista exclusiva gracias a una iniciativa de Just Eat.
¿Cómo se encuentra, qué hace en su día a día?
Uf, qué no hago (se ríe). Tengo cuatro chicos, un equipo de fútbol en Uruguay (Durazno Fútbol Club), estamos en la tercera división compitiendo, tengo la formación de los chavales en la que tenemos alrededor de 150 jugadores compitiendo en la Academia Forlán, el complejo deportivo... Mis hijos también juegan. Luego, están los viajes con el tenis, estoy compitiendo a nivel amateur en ITF. Y también juego a pádel. Es una vida ocupada.
Precisamente, sobre el tenis le quería preguntar porque en verano se hicieron virales vídeos suyos jugando un torneo en Lima. ¿Cómo se lo está tomando?
Yo jugué de chico al tenis, al mismo tiempo que al fútbol. Tengo la técnica y me ves jugando y no es que ves a un jugador que recién empezó. Es verdad que lo dejé todo ese tiempo que jugué profesionalmente al fútbol, lo practicaba a modo de hobby muy pocas veces. Lo retomé y hoy en día entrenó entre cuatro y cinco días a la semana y juego los torneos de la categoría +45. Estoy en el puesto 117 del mundo. También juego dobles con Alberto Bravo. Ganamos el ITF 1000 de Lima derrotando al número 1 brasileño en la final. No es sencillo porque viajar me quita mucho tiempo, pero lo disfruto.
Repasando su trayectoria, jugó cuatro temporadas en el Atlético. Cuando fichó, también tenía una oferta del Valencia. ¿Por qué se decidió por el Atlético?
En ese momento, el Valencia estaba mejor que el Atlético de Madrid. Fue cuando salió Fernando Torres y quedaba ese hueco. Ya había tenido la oportunidad de ir, habían venido dos veces anteriormente (Independiente y Manchester United). Esta vez sí se dio. El Atlético vino unos días antes que el Valencia a por mí y lo hizo más decidido. También es verdad que Villarreal y Valencia tenían y tienen una rivalidad, no era lo mismo. Preferí más el entusiasmo que hubo por parte de Miguel Ángel Gil. El desafío era muy grande, veníamos haciendo buenas campañas con el Villarreal, había sido Pichichi y Bota de Oro. Y el Atlético de Madrid al que nos enfrentábamos no era un rival que daba pelea para estar en Champions. Pero vine convencido por el desafío que suponía.
¿Cómo de especial fue ganar la Bota de Oro 2008/09?
Ninguna de las dos que gané fue fácil, no es una más que la otra. Y más teniendo en cuenta que Villarreal y Atlético de Madrid no son dos equipos grandes en los que los goleadores se destaquen siempre en esos puestos. Pero es verdad que la que decís vos fue impresionante. En 33 partidos, 32 goles. No se pasaba la cifra de los 30 en la liga desde Ronaldo en la 96/97. Lo más espectacular fue que nos permitió volver a clasificar a Champions. Luego, en la fase de grupos perdimos, caímos a Europa League y la terminamos ganando.
Precisamente, en esa Europa League tiene actuaciones memorables como el doblete en la final contra el Fulham. ¿Cómo vivió ser decisivo en un partido que le da un título a su equipo 14 años después?
Lo que siempre sueña todo delantero. Y hacer el gol sobre la hora (metió en el 116′ el 2-1 definitivo) más aún. Me encontraba en un buen momento esos años haciendo muchos goles y dando muchas asistencias. Aquella final fue para todos un puntapié inicial para cambiar esa energía mucho más negativa y pesimista que había en el club. Ahora es un equipo totalmente distinto a cuando llegué en 2007.
En más de una ocasión ha dicho que el momento de unión con la afición tras perder la final de la Copa del Rey de 2010 fue uno de los más especiales. ¿Aquello fue lo que recuerda con más cariño?
Ese día fue… (respira), hasta ahora se me eriza la piel. Fue el día de mi cumpleaños, todavía me acuerdo. No tuve un regalo feliz. Una vez ganada la UEFA, quería ganar la Copa del Rey, pero no se nos dio. Como anécdota, te contaré que llegamos tarde al campo. Salimos del hotel y el bus pasó por la zona en la que estaba la gente del Atlético de Madrid y era tanta la euforia de la gente que no podíamos avanzar hasta el punto de que llegamos tarde al partido. Obviamente no son excusas, pero no llegas a preparar de la misma manera que cuando estás dos horas antes. Llegamos, nos cambiamos y salimos derechos al campo a calentar rápido. Recuerdo volver al vestuario y tener un zumbido en los oídos, como cuando vas a una discoteca y tienes el parlante al lado tuyo. Era igual. Por el ruido que hacían las dos hinchadas. Después, lamentablemente perdimos, pero la demostración de cariño de la afición fue algo difícil que se vuelva a repetir. Nos quedamos mirando a la hinchada sin irnos del campo.
¿Su peor momento con el Atleti?
La forma de la que me terminé yendo del Atlético de Madrid, fue una lástima, pero las cosas se dieron así. Me hubiese gustado irme de otra manera.
¿Cómo ve ahora mismo al Atleti?
Me sorprendió muchísimo la derrota contra el Benfica. En un partido de Champions la localía pesa, sabes que puede ser un partido que puedes perder, pero no 0-4 y más un equipo de Simeone. No es algo habitual. Podemos contar ese tipo de derrotas con los dedos de la mano, de una mano. Aún así, que pase una vez no es una alarma, no debe preocupar al cuerpo técnico y jugadores. Los veo bien.
Como delantero, ¿cómo está viendo a Julián Alvarez?
Ha hecho goles, yo creo que se va adaptando bien. Como la mayoría de delanteros necesita tiempo, pero considero que está jugando bien. Además, tiene muchos compañeros argentinos acá, que se conocen muy bien, está en un país de habla hispana, en Madrid y en un equipo muy consolidado, todo ayuda. Y un entrenador que lleva 12 años. Veo que le puede dar mucho al club.
¿Destacaría algún jugador de la plantilla que le guste especialmente?
Obviamente, Oblak. Es una seguridad enorme bajo los tres palos. Por algo lleva los años que lleva, es uno de los mejores porteros del mundo. También me gusta la experiencia de Josema (Giménez) y lo conozco. Cuando no está lesionado es un jugador importantísimo para el Atleti y para la selección uruguaya. Después, tienes a Koke, que es un jugador con muchísimos años, calidad y experiencia. Un estratega con una elegancia y una inteligencia diferente, y con mucho gol también.
Precisamente, Koke fue el único jugador de la actual plantilla con el que coincidió. ¿Cómo era de joven el hoy capitán?
Divino, divino, como es hoy. Cuando lo ves, te das cuenta de que tiene la misma forma de ser que tenía antes, esa cercanía. Es una persona más madura y con más bagaje, pero nada ha cambiado en él.
Gracias a Just Eat tuvo una llamada con Jaime Garrido, de 93 años y socio del Atleti desde 1950.
Fue muy lindo, brindarle el reconocimiento a una persona como Garrido, hincha del Atleti y es espectacular ver el esfuerzo que hace siguiendo al equipo de su corazón.
Selección uruguaya
Si un amante del fútbol piensa en Diego Forlán, lo primero que se le viene a la cabeza es el Mundial 2010 y el dominio del Jabulani. ¿Cómo lo pudo ‘adiestrar’ de tal manera?
No sé, no sé, me sentí cómodo con el balón (se ríe). Sí que se movía, obviamente. Es más, el gol que le hago de tiro libre a Ghana se mueve bastante y hace un extraño. El que le hago a Holanda se mueve algo menos. El de Ghana hace un movimiento particular que me termina beneficiando. La verdad es que no hice nada diferente, era como que el balón y yo nos entendíamos y sabíamos lo que quería que hiciera.
En cuartos de final contra Ghana ganan un partido loco y después caen contra Holanda en semifinales, ¿qué recuerda de aquello?
Fue duro. Si a nosotros nos dicen que llegábamos a semifinales de aquel Mundial, lo hubiéramos firmado; pero, después, estás tan cerca de una final del mundo y duele. Por más que te hubiera tocado jugar contra España, que era una selección con grandísimos jugadores, y sabías que iba a ser difícil, es un solo partido y puede pasar cualquier cosa. Como las dos que tuvo Robben para Holanda, que si no llega a ser por Casillas, capaz que el partido lo hubieran ganado ellos y no España. Es un partido único, las fuerzas ahí se igualan. Fue duro, muy duro, sobre todo por la sensación que uno se lleva dentro del campo. Holanda nos ganó bien, pero en cinco minutos te hacen dos goles rápidos y te dejan fuera. Mi sensación al terminar el partido es que no habían sido superiores.
A pesar de ello, se lleva el Balón y la Bota de Oro del Mundial.
Fue espectacular, ni en mis mejores sueños me lo hubiese imaginado. Yo estaba feliz ya con haber llegado a semifinales y haber hecho goles importantes para ayudar a la selección a ganar esos partidos. Era el más feliz del mundo. Representar a tu selección y ser uno de los mayores líderes futbolísticos, que los hinchas tengan esperanzas en vos y poder estar a la altura y rendir, ya fue suficiente. A eso súmale ser goleador y Balón de Oro, ya ni te digo, fue maravilloso. Les terminé regalando a mis compañeros una réplica del Balón de Oro del Mundial en una cena que organizamos porque sentía que ese premio individual había sido gracias a todos. Querría hacerles saber que era gracias al rendimiento del colectivo.
¿Fue la semilla para la Copa América de 2011?
No es comparable, pero lo que no se dio en ese Mundial, lo terminamos coronando al año siguiente ganando la Copa América en Argentina. Es uno de los títulos más especiales de mi carrera. El hecho de vestir la camiseta de la Selección, poder cantar el himno y ganar un título… no hay nada comparable. Mi abuelo, por parte de madre, dirigió la selección y ganó dos Copa América. Mi padre jugó y ganó una. Y también la gané yo. Somos la única familia en el mundo que tenemos cuatro Copa América en tres generaciones. Imagínate lo que significa eso.
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