Ferran Torres: Spiderman y el espíritu del ancla
El barcelonista mantiene su pasión por los superhéroes de Marvel y se aferra al tatuaje que comparte con su hermana y su primo para salir a flote en los momentos duros.
A Ferran Torres (23 años) nunca le interesaron los cables, los enchufes ni los interruptores y a Fernando jamás le llamó la atención el fútbol. En este caso la transmisión genética de padre a hijo no funcionó. Sus pasiones escogieron caminos distintos. Fernando, conocido en su entorno como Cucala, siempre fue un humilde electricista de Foios, pequeño pueblo valenciano de poco más de 7.000 habitantes en el que la principal fuente de riqueza viene de la huerta: naranjas, frutas y hortalizas. El pequeño Ferran no se crio en un ambiente futbolero, más bien todo lo contrario, pero su hada madrina le concedió un talento innato que luego supo desarrollar. El hijo del electricista nació con un don para el fútbol. Siendo un niño, sus padres decidieron separarse. Fue una etapa áspera y compleja para él y su hermana Arancha. Su refugio fue el balón y su distracción los superhéroes de Marvel, iconos a los que se agarró con vigor en la infancia y que le han acompañado hasta la actualidad. La devoción por Capitán América, Ironman, Pantera Negra y, especialmente, Spiderman, han marcado su vida. De hecho, en su último cumpleaños (suele bromear diciendo que tiene 5 años porque nació un 29 de febrero) se disfrazó de hombre araña. La visita al cine es una cita obligatoria cuando hay nueva película de la saga.
Hace unos meses el fútbol le dio la espalda. Como él mismo reconoció, se metió en un pozo sin fondo del que no sabía escapar. Su frustrante obsesión por el gol, que le era esquivo, le sumió en un estado de ansiedad que logró superar con la ayuda de un psicólogo y aferrándose al espíritu del ancla que lleva tatuado, igual que su hermana y un primo, con el lema Refused to sink (nos negamos a hundirnos). Su resiliencia le hizo más fuerte.
Pádel, puzles y corazón solidario
El fichaje español más caro en la historia del Barça se ha sumado también a la creciente fiebre del pádel. Le da a la pala siempre cada vez que encuentra un rato libre y comparte afición y pista con compañeros como Pedri, Marcos Alonso y Eric García. En las concentraciones desconecta viendo partidos del World Padel Tour y admira a Juan Lebrón, al que fue a ver competir, junto a Robert Lewandowski en el Palau Sant Jordi. Para relajarse prefiere los puzles. Está enfrascado en uno de mil piezas con personajes de Harry Potter. Lleva ya varios completados y quiere enmarcarlos para decorar una habitación de su casa.
Su corazón solidario y perruno le ha llevado a ser embajador de la ONG Wild at Heart, una protectora internacional que ayuda a perros callejeros, iniciativa que él lleva años cultivando y predicando con el ejemplo.
Alma valencianista
Aunque no ha recibido la llamada de Luis De la Fuente para ir con la Selección en esta nueva etapa, Ferran ha vuelto a disfrutar del fútbol y hoy se enfrentará al equipo que intentó ficharle sin éxito hasta en tres ocasiones. Nunca vistió de blanco y ahora lo hace de azulgrana pero su alma sigue siendo valencianista. Su padre, aún electricista en el ayuntamiento, le regaló hace muchos años un colgante con el escudo del Valencia que él perdió al cabo de un tiempo. El enorme disgusto fue paliado recientemente con una réplica de ese colgante. El murciélago siempre le acompañará.
No se sabe si Cucala verá esta noche el Clásico (de su posible futuro suegro no hay duda), tampoco si su madre, María Dolores, podrá contener los nervios o si su tía cerrará antes de tiempo la horchatería del pueblo para ponerse frente a la televisión. De lo que no hay duda es de que, si las cosas no le salen bien o Xavi no le da la oportunidad de salir al campo, el espíritu del ancla le mantendrá a flote. Spiderman no le perdonaría que bajase los brazos.