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Espanyol, Barça, España y Cataluña: la construcción de los “mitos”

Historylab RCDE organizó el sábado unas jornadas fruto de sus estudios para explicar el origen de la identidad del Espanyol. “Se utiliza al Espanyol como antítesis del relato del Barça”.

22/01/14  ESCOLARES NIÑOS COLEGIALES DEL BARCELONA Y ESPANYOL POSANDO
CARLOS MIRADIARIO AS

En medio del bullicio de Barcelona y del calor de un sábado tórrido, un rincón de Sants viajó al pasado, al convulso principio del siglo XX donde nacieron los primeros clubes de fútbol y se construyeron sus identidades. Una retrospección interesante y necesaria sobre la imagen del Espanyol en Cataluña, “los mitos y las realidades” forjadas a base de hechos, de silencios y de influencias, unas etiquetas que se colocaron en un mundo que funcionaba (y funciona) a través de la “antítesis”. La iniciativa de Historylab RCDE congregó a medio centenar de curiosos que pudieron disfrutar de tres charlas iluminadoras.

Fundado por universitarios catalanes en 1900, con Ángel Rodríguez a la cabeza, lo primero que define al Espanyol (Español en sus inicios) es el nombre. Para David González, historiador e impulsor de unas jornadas que contaron con el apoyo de la Fundació Privada del Espanyol y de la Federació Catalana de Penyes, la catalanidad de entonces no era la de ahora. “Ese nombre era una reivindicación local porque la mayoría de equipos eran extranjeros. Quizás se lo pusieron por pragmatismo. El catalanismo regeneracionista de aquella época contaba con España; quería liderarla, no excluirla”.

Un manifiesto reivindicativo y el inicio de la “anticatalanidad”

El punto de inflexión ocurrió entre diciembre de 1918 y enero de 1919, cuando Cataluña propuso tener un Estatuto de Autonomía y el FC Barcelona, el otro gran club de la ciudad y con quien el Espanyol ya pugnaba deportivamente, se posicionó a favor. “Solo hubo tres entidades deportivas que lo apoyaron públicamente. El 99% se abstuvieron, entre ellas el Espanyol”, resalta González. Es ahí cuando el periodista Daniel Carbó Santaeulària, conocido con el pseudónimo de ‘Correcuita’, señaló en ‘La Veu de Catalunya’ al Espanyol como club “anticatalán”, lo que provocó una reacción de 124 (o 125, ya que “hay un nombre que podría estar repetido”) socios del Espanyol, que elaboran un manifiesto.

Entre los firmantes había de todo, desde jugadores como Pere Gibert a ex presidentes como Josep Bernades. El comunicado apareció íntegro en ‘Mundo Deportivo’ pero solo se le atribuyó a los primeros tres y reivindicaba la catalanidad de la entidad blanquiazul, como desgranó Javier Robles, quien hizo una exhaustiva investigación para averiguar las identidades de todos los firmantes como se aprecia en el documento adjunto e inédito en esta información. “Tanto en el Barcelona como en el Espanyol había personalidades de todo tipo de ideologías”, se explica en las jornadas.

Documento original inédito del manifiesto de socios catalanistas del Espanyol de 1919. Hallado por Javier Robles en el marco de una investigación desarrollada por el RCDE Historylab.
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Documento original inédito del manifiesto de socios catalanistas del Espanyol de 1919. Hallado por Javier Robles en el marco de una investigación desarrollada por el RCDE Historylab.

La huella borrosa de la Peña Deportiva Ibérica

Con esa idea creada en la prensa de la época, en 1972 el escritor Joan Josep Artells explicó en su famoso libro ‘Barça, Barça, Barça’ al Espanyol con un pensamiento de derechas y anticatalán, antítesis del club azulgrana, lo que se repite en la gran mayoría de obras historiográficas sobre el FC Barcelona, las cuales tienen en la obra de Artells un titulo de referencia. “Coinciden en utilizar al Espanyol como antítesis al relato del Barcelona”, añade González, quien subraya “una deficiencia en las fuentes de esos autores” y que su interpretación “se acerca más al mito que a la realidad”.

Todavía sin movernos de los años 20 de hace un siglo, hubo otro hecho que propició que se siguiera relacionando al Espanyol con la anticatalanidad. José Fernando Mota, historiador, ha investigado sobre la Peña Deportiva Ibérica, considerada la primera agrupación perica, que destacaba por su origen carlista y su praxis violenta, encabezada por Francisco Palau.

Placa ya retirada del fundador de la Peña Ibérica.
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Placa ya retirada del fundador de la Peña Ibérica.

Provenientes todos de movimientos próximos al posterior fascismo (sus declaraciones y escritos de la época causaron risas hilarantes mitigados por el paso del tiempo entre los asistentes a las jornadas), encontraron en el deporte la manera de hacerse notar y crearon la peña que siguió al Espanyol, por ejemplo, a la final de Copa de Valencia, de 1929, y que era asidua a Sarrià. “Una semilla de lo que fueron luego los grupos ultras de los 80″, puntualiza.

Aunque hay actos de la peña hasta 1950, su vida vinculada al Espanyol se concentró en los años 20 y 30, donde además crearon dos publicaciones en las que aportaron su mirada política y su pasión por el equipo perico con pseudónimos como Fustiga, Camorra o Tentetieso. La peña llegó a tener más de 80 miembros, siempre presentes en actos violentos en la ciudad, y en la prensa de la época se destacaba su actitud desafiante en la grada alta de Sarrià. La revista satírica Papitu, definió con su humor lo que ya se estaba generando en el ideario colectivo: “Barça, viva Catalunya; Español, viva España”. Una asociación que ha cuajado y que conecta con el inicio de las jornadas y la reflexión de Xavier Gibert: “Hay mucho mito. Nos ha costado tener reputación en Cataluña y ha habido mala intención para posicionarnos”.