En el nombre de Ilyas Chaira
El extremo del Oviedo busca invocar la ley del ex en Montilivi. El Girona le echa de menos tras ser traspasado por solo 1’5 millones. La victoria tiene un premio gordo: salir del descenso.
Esta es una previa que podría haberse titulado “abuelito dime tú” por el duelo entre los dos futbolistas de mayor edad de LaLiga: Stuani (39 años) y Cazorla (40). Pero la ausencia del jugador asturiano, por lesión, trastoca los planes. No se ha recuperado a tiempo de sus molestias en la rodilla para este crucial partido, así que muchas miradas apuntarán a Ilyas Chaira, de 24 años. Y es que tratará de invocar una de las leyes más inquebrantables en el fútbol: la del ex. Ilyas va a ser el cicerone del Oviedo este mediodía en Montilivi (sigue el partido en directo en As.com).
En el Girona todavía se tiran de los pelos al ver cómo el extremo, importante en el Oviedo y que podría haber sido otro Joel Roca (por buscar una similitud), se les escapó el pasado verano por solo 1′5 millones de euros. Qué bien le vendría ahora a un Míchel Sánchez que, eso sí, le pudo dar la alternativa cuando era jugador rojiblanco y nunca lo consideró. En la previa, el técnico se deshizo en elogios hacia Ilyas con palabras de “estoy feliz por cómo le van las cosas porque es un chaval fantástico, una muy buena persona y un gran futbolista”, pero a la hora de la verdad siempre se quedó sin sitio. Nunca le encontró acomodo pese a hacer más de un mérito en las pretemporadas. Fue saltando de equipo en equipo, cesión tras cesión (Llagostera, San Fernando y Mirandés), hasta que el Oviedo le dio todo aquello que merecía: continuidad y minutos. Con el ascenso, Ilyas ya dejó claro que quería seguir en el Oviedo y la cláusula de compra obligatoria hizo el resto.
Este mediodía, Ilyas jugará en un Montilivi que pudo disfrutar con él, pero no le dejaron. Y eso que es de Ripoll y destila ese ‘orgull gironí’ que tanto gusta proclamar, pero nada abunda en la plantilla. Ahora aterriza con la camiseta visitante y cierta sensación de revancha.
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Eso sí, Girona y Oviedo tienen más cosas en común y, vista la clasificación, es la pena de ser colistas. Aunque la línea entre el éxito y el fracaso en Primera este año parece muy fina y una victoria les sacaría de ese infierno. Todo input positivo es necesario en momentos de necesidad y mientras que los rojiblancos se acogen a la personalidad mostrada hace una jornada ante el Barça (cayeron en el añadido, 2-1), los asturianos esperan que el efecto Carrión arranque. Estar en el vagón de cola de Primera genera ansiedad y una preocupación que se traspasa a la grada. Eso sí son piedras que pesan. Tocará remar y para ello, Míchel recupera leña, con Ounahi, Lemar e Iván Martín. Carrión solo tiene la baja de Cazorla. Su duda es si mantener el 4-2-3-1 o ir al ataque con dos puntas.
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