El vértigo de Sampaoli ya se atisba, para bien y para mal

El Sevilla empató con el Mónaco en su primer amistoso otoñal, un encuentro que supuso el regreso de Ben Yedder a Nervión. El delantero fue aclamado por escaso público que acudió a Nervión e incluso marcó un gol en la primera mitad, pero fue anulado.

En dicho primer acto, en el que la novedad positiva fue el regreso de Fernando a un once titular y la negativa, la ausencia de Isco, ya se pudo intuir al nuevo Sevilla de Sampaoli. Un Sevilla muy parecido al de su primera etapa, en el que el vértigo que pregona el técnico argentino ya da sus primeras muestras. La traducción de dicho vértigo es que el Sevilla atacó con más verticalidad y tuvo claras ocasiones, siendo la más clara un disparo al palo de Suso. Pero dicho vértigo también se traduce en las concesiones que se hicieron en defensa, puesto que el Mónaco gozó de un puñado de claras ocasiones.

Fueron los franceses los que se adelantaron a la hora de partido aprovechando un error en la salida de Fernando que complementó Dmitrovic. Marcó Martins y entonces Sampaoli decidió hacer el tradicional carrusel de cambios, dando entrada a todos los canteranos que estaban en el banquillo. Sobre el papel, el partido estaba más que finiquitado, pero los chavales dieron la cara y evitaron la derrota con un golazo de Pedro Ortiz casi desde el centro del campo.

El Sevilla parece estar cambiando su cara, su estilo. Y de momento, la balanza entre lo positivo de ese cambio y lo negativo, al menos en este primer amistoso, ha quedado equilibrada.