El pueblo sigue sin descanso
Domingo. Han pasado cinco días desde la tragedia de la DANA y las calles de los pueblos damnificados siguen plagadas de voluntarios que siguen prestando sus manos para ayudar a sus vecinos. El despliegue del ejército en ciertas zonas hace que haya un poco más claridad en las calles, pero el escenario, como dicen algunos militares “es de guerra”.
Los bomberos siguen trabajando, achicando agua de los garajes donde están apareciendo coches con cadáveres dentro que no pudieron huir de la riada. Los vecinos, ataviados con mascarillas para evitar posibles infecciones por el agua y el fango estancado de varios días siguen, escoba en mano apartando el barro que inunda las calles y sus casas.
En las calles, además de los coches amontonados están los enseres de los afectados que lo han perdido todo y que, con ayuda, sacan sus muebles a la puerta de su casa esperando a que los servicios de limpieza los recojan. “Hay que empezar de cero, no queda otra”, dice algún afectado que ha visto como su vida pegó un cambio radical el pasado martes.
La Generalitat ha aplicado restricciones de movilidad para los voluntarios dentro de los pueblos más afectados de L’ Horta Sud. La policía controlaba, desde primera hora la mañana, el acceso a ciertos pueblos, pero la marea de voluntarios, menor que otros días, pero muy numerosa, seguía accediendo para ayudar a los suyos de cualquier manera.
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