El ‘Profe’ Ortega, una no-renovación con aristas

Cuando el pasado jueves el Atlético hizo oficial a través de sus redes sociales, y en su hora mágica, esa que utiliza para los anuncios importantes, las 19:03, la renovación de Simeone con una foto de su cuerpo técnico, enseguida se palpó una ausencia: era la del Profe Ortega. El preparador físico, quien regresó al equipo rojiblanco de la mano del técnico argentino en su llegada al banquillo en diciembre de 2011 (formó parte del cuerpo técnico de Gregorio Manzano en la 2003-04), negocia su contrato de manera individual y no con el resto del cuerpo técnico, negociados también por Natalia Simeone, hermana y representante del entrenador. Pero eso no es de ahora, de este contrato. Desde 2015, el Profe negocia de manera individual, desgajada del resto, sus contratos y continuidad, aunque siempre a la par del Cholo y de su mano. Y siempre en la foto de familia que ha celebrado cada una de las siete ampliaciones rojiblancas.

Estuvo en la de 2021 que alargaba hasta 2024 el vínculo del Cholo con el Atleti. Y también en la de 2019 cuando la fecha del fin se ampliaba hasta 2022 y en la foto la ausencia que se palpaba era la de otra de las figuras del cuerpo técnico del Cholo ‘guardia pretoriana’, la del Mono Burgos. Aquel mismo verano los caminos del que era segundo del Cholo y el entrenador argentino se separaron. De los que comenzaron a su lado en aquella Navidad solo quedan el Profe Ortega y Pablo Vercellone, preparador de porteros. La relación con el primero siempre ha estado llena de altibajos. De momento, no ha renovado. De momento, su contrato sigue terminando en junio de 2024, como el del Cholo se acababa antes de este jueves.

Ampliar

Hay un punto en la relación que supone un punto de inflexión, como en aquel refrán, “de aquellos polvos, estos lodos”. Y sucedió hace un año, después de que Diego Alonso, hoy entrenador del Sevilla pero entonces seleccionador de Uruguay, contara con el preparador físico como parte de su equipo para el Mundial de Qatar. La primera llamada se había producido en enero de 2022, cuando La Celeste disputaba aún los clasificatorios sin tener asegurada la presencia en la cita. Ni en el club ni al técnico argentino le gustó, pero el Profe Ortega acudió con una promesa: no se repetiría, sería entonces y solo entonces, para esos dos partidos ante Paraguay y Venezuela. Uruguay logró el billete al Mundial y Diego Alonso seguía contando con el Cholo. En mayo de aquel año, el Profe estuvo más fuera que dentro del Atlético. Simeone, de hecho, llegó a pensar en un sustituto. Argentino, como él. Del pasado, de su etapa de Racing, ya había recuperado a Nelson Vivas para hacer de su segundo (en 2018), aunque cuando llegara aún estuviera el Mono Burgos y fuese primero tercero.

De Uruguay en el Mundial a las persistentes siete lesiones

Porque cuando el Mundial se acercaba y la oferta de Diego Alonso seguía en firme, el deseo del Profe seguía siendo ese: vivir la cita mundialista con su selección. Y tensó la cuerda hasta lograrlo, aunque en el club, y a su entrenador los últimos once años, no le gustara. Durante su ausencia, Dani Castro, primer ayudante del Profe, ejerció de preparador físico. En la etapa premundialista, el Cholo había vivido sus peores momentos como entrenador del Atlético, sin lograr pasar de fase de grupos de la Champions por primera vez desde su llegada y, tampoco, sin la consolación de la pedrea de la Europa League. Y con la prensa amaneciendo cada día con el nombre de Luis Enrique, entonces seleccionador español, como sustituto que más gustaba en los despachos. O Unai Emery.

Pasó el Mundial, el Profe regresó y Simeone enderezó una temporada que apuntaba al desastre y al, quizá, su penúltima como rojiblanco. Y lo hizo de manera brillante. El Atlético rozando la segunda plaza hasta la última jornada cuando se había descolgado de la lucha por la Liga en los meses negros de agosto a noviembre y con un juego que enterraba de una vez ese apellido, ‘defensivo’, que le había perseguido desde que llegara al Atlético. El Atleti ganaba y lo hacía mandando y jugando la pelota desde el mismo Oblak. Una línea que ha continuado este año a pesar de que algo sigue acuciara a principio de temporada: las lesiones. En el primer tramo de la temporada, hasta el parón de septiembre, tenía siete futbolistas en la enfermería por norma. Más allá de las lesiones largas (Reinildo, luego Lemar) otros iban entrenando y saliendo (algunos, como Söyüncü, De Paul o Barrios, aquejados por el virus FIFA), otros, como Koke o Memphis, por los partidos del Atleti. Y así llega esta nueva renovación de Simeone. Esa por tres años más, hasta 2027 que hará que sean quince, de momento, sus años en el Atleti. Pero sin que el Profe salga en la foto, como ya hiciera en las anteriores aunque renovara al margen. Como el Mono en 2019, meses antes de separar sus caminos en 2020. El Cholo, profundo cabalista y reacio a los cambios, aprendió entonces que podía seguir ganando, aunque los del principio, con los que tanto había ganado, ya no estuvieran a su lado…

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