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El pasado blanquivioleta del seleccionador campeón del mundo

Marcelo Broli militó en el Real Valladolid durante la temporada 2005-06, con escaso éxito: jugó poco y el Pucela cuajó su peor clasificación en años.

Broli, seleccionador sub'20 de Uruguay, en su etapa en el Real Valladolid.
M. Á. Santos/Da

A orillas del Pisuerga todavía se recuerda a menudo al ‘Real Valladolid de los colombianos’, rememorado como exótico por el momento, acontecido en 1991, cuatro años antes a la entrada en vigor de la Ley Bosman, y por las figuras de dicha nacionalidad que se juntaron en el vestuario de Zorrilla, más que por el éxito deportivo, porque no lo hubo: Maturana fue destituido y los huesos de Higuita, Valderrama y Leonel Álvarez dieron con el Pucela en Segunda División.

Aunque no se habla tanto de aquel, seguramente porque ni era tan novedoso ni el carisma de los que lo compusieron era el mismo, tiempo más tarde hubo otro plantel que bien podría tener como apellido una nacionalidad: el ‘Real Valladolid de los uruguayos’. Hasta cinco se juntaron en la temporada 2005-06; OJ Morales, que fue quien más jugó, Germán Hornos, que no lo hizo por el accidente que sufrió la Navidad de 2004, ‘Petete’ Correa, en los estertores de su carrera, y dos que acabaron siendo residuales: ‘El Pato’ Curbelo y Marcelo Broli.

‘El Chelo’ Broli, seleccionador campeón del mundo sub’20 con ‘La Celeste’, arribó a Valladolid directamente desde su país, cedido por el Fénix. Actuaba como centrocampista, aunque lo cierto es que su participación no fue excesiva, sobre todo durante la primera vuelta del campeonato, en la que solo jugó cuatro partidos. Terminó acumulando 16 después de que Alfredo Merino, nuevo director deportivo del Mirandés, apostara por él en 12 de las 17 jornadas que estuvo al frente.

No fue aquel un año fácil. Marcos Alonso, que había empezado como entrenador, fue destituido cuando el Pucela, que militaba en Segunda División, estaba en tierra de nadie, a nueve puntos del ascenso y a otros tantos del descenso. El equipo siguió enredando hasta tal punto que la salvación matemática llegó en la jornada 41, en A Malata, ante un Racing de Ferrol al que los blanquivioletas se volverán a enfrentar la próxima temporada. En aquel pobre 0-1, gol de Tote, estaba Broli, formando pareja con OJ Morales.

Terminada la temporada, consumada la peor clasificación de los blanquivioletas en lo que va de siglo (décimos en Segunda) fueron muchos los cambios que hubo en la plantilla. Aunque en Diario AS mostró su interés por seguir en Valladolid, Broli volvió a su país y no volvió a disfrutar de otra oportunidad en Europa. Las tendría mejores en Chile, donde llegó a estar mejor considerado que aquí, donde no dejó un grato recuerdo, antes de convertirse en entrenador.

Y si el pasado mes de marzo tocó techo, dirigiendo interinamente a la selección absoluta, en sustitución de Diego Alonso y como predecesor momentáneo de Marcelo Bielsa, este pasado domingo alcanzó la gloria al convertirse en el técnico campeón del mundo sub’20 con Uruguay, consiguiendo en Argentina el primer entorchado de la categoría de ‘La Celeste’ con la misma generación con la que meses atrás fue subcampeón continental.