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El mejor derbi del país

Imagino que no muchos estarán de acuerdo con el titular de este texto de opinión. Lo entiendo, cada uno vive su derbi con tal intensidad que lógicamente piensa que no hay otro mejor. Así debe ser. Es como los que hablan de equipos grandes citando al Real Madrid y al Barcelona, y sin embargo para mi no hay nada más grande que la Real Sociedad y el Real Unión, mis dos equipos. Entramos en el terreno de lo personal y para eso no hay discusión posible. Pero una vez más tuve la suerte de vivir el derbi vasco a lo largo de todo el día hasta que el balón se puso en juego. Y de nuevo no pude más que sentirme orgulloso de cómo vivimos nuestra rivalidad a los dos lados de la AP-8.

Cada uno defiende sus intereses, por supuesto; pero para eso ni hace falta discutir, ni mucho menos pegarse, como ocurre en otros lugares. Ver aficionados de la Real y del Athletic juntos y revueltos en la Parte Vieja de San Sebastián y en los aledaños del Reale Arena disfrutando de una bonita fiesta del fútbol vasco debe reconciliar a cualquiera con lo que realmente es esta historia. El fútbol debe vivirse así. Los jugadores, de uno u otro equipo, tienen mucha culpa en todo eso. Sus declaraciones, responsables y llenas de sentimiento, han devuelto todo el sentido que históricamente han tenido los derbis vascos. Se llama rivalidad bien entendida, aunque haya quien pretenda ponerle palos en las ruedas en las redes sociales.

Y luego está lo que pasa dentro del terreno de juego. Ahí, como entenderán, las buenas palabras se quedan en la caseta. Porque nadie quiere perder, como es lógico. Hay más que tres puntos en juego, está el orgullo del fútbol vasco, y sobre todo ser tú quien vacilas y no el vacilado. El matiz es importante. Así que la intensidad con la que se emplearon los donostiarras debe entenderse en ese contexto. Por mucho que haya Champions el martes, un derbi es un derbi, ¿y quién quiere perderlo?

Más allá del resultado, la Real Sociedad honró el derbi vasco con su comportamiento. Fue con todo, como si no hubiera nada más en el horizonte. Pero lo que queda en definitiva es lo que hizo. Y lo que hizo fue tener mucha pegada, mucha más que el Athletic. Y eso decidió el derbi. Los donostiarras aprovecharon sus ocasiones y demostraron su tremenda calidad arriba. Y a los de Valverde les faltó ese punto de mira. Pocas veces se ve tan claro dónde ha estado la clave en un derbi vasco. Porque en general ha sido un buen partido, de poder a poder, con igualdad, con salsa, ocasiones y fútbol, mucho fútbol. Me ha encantado, por el ambiente y por el partido. Y encima si ya gana la Real… imagínate. Nos vamos a Salzburgo con la moral por la nubes. Esto pinta muy bien.