El Girona, en caída libre
El equipo suma 3 de 30 puntos, está hundido anímica y futbolísticamente y puede caer en descenso si pierde el jueves en Leganés
No será el Girona el primer equipo, tampoco el último, que juega competición europea y acaba peleando por no descender. Porque esa es la realidad actual del equipo de Míchel, absolutamente hundido. Son tres puntos de los últimos 30, con una victoria en 13 partidos y la sensación generalizada de que el equipo va a tener problemas serios para mantener la categoría. Han pasado de pelear en la Champions ante PSG, Arsenal, Liverpool o Milán, a jugarse la vida el jueves ante el Leganés. Si el Girona pierde, algo que evidentemente no es descartable, podría entrar ya en zona de descenso.
La particularidad del Girona, además, es que se ha hundido cuando menos se esperaba. Durante la primera parte de la competición, compaginando las dos competiciones, se mantuvo siempre en la parte media de la tabla. Incluso mirando hacia Europa. Y eso que sufrieron una plaga de lesiones prácticamente sin precedentes, llegando a tener hasta 14 jugadores de baja. De hecho, en el partido de la primera vuelta ante el Leganés, Míchel llegó a convocar hasta a nueve futbolistas del filial. Ahora, con toda la plantilla disponible y jugando solo la Liga, han llegado los problemas.
El principal problema del equipo, evidentemente, es futbolístico. Desde una mala planificación en verano, con perfiles que no se cubrieron, hasta unos fichajes que no han rendido como se esperaba. Al equipo le cuesta muchísimo marcar goles (el pichichi es Stuani, que es habitualmente suplente y solo juega los tramos finales), pero es que también encaja demasiado. El juego que enamoró a todos la temporada pasada es solo ya un recuerdo. En muchos partidos controlan la posesión, sí, pero de una manera estéril. Muchos de los jugadores que debían liderar el equipo están desaparecidos (Asprilla, Tsygankov, Miovski…) y de los fichajes solo Krejci está teniendo un rendimiento aceptable.
Pero lo que empezó como algo estrictamente deportivo se ha convertido ya en un problema mayúsculo en el aspecto mental. El Girona está muy tocado, como demostró ante el Betis. El equipo encajó pronto en una situación delicada, pero es que se deshizo completamente. En el minuto 40 perdía 0-3. Los de Míchel son incapaces de levantar un resultado adverso, y una plantilla hecha para luchar en Europa se encuentra ahora sumida en la lucha por evitar el descenso. Y eso nunca es una buena noticia.
La confianza de la propiedad en Míchel ha sido siempre granítica, pero empiezan a abrirse ya las primeras grietas. El Girona juega este jueves contra el Leganés, y en caso de perder la situación sería ya dramática: podrían entrar en zona de descenso. Exactamente lo mismo que les pasó en la temporada 18-19. Se quedaron clavados en 34 puntos, perdieron nueve de los últimos diez partidos y bajaron a Segunda. En aquella ocasión no destituyeron a Eusebio. Una derrota ante el Leganés, sin embargo, abre todos los escenarios. Con diez días sin competición por delante y cinco partidos por jugar, Quique Cárcel y la dirección del club deberán decidir si apuestan por Míchel. Hasta el momento, no han tenido dudas.
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