El Girona descoloca a todos
Estas son las claves de la caída de un equipo que ha pasado de la Champions a luchar por el descenso y cuestionar a Míchel
El 2025 ha sido un ‘annus horribilis’ para el Girona. Lo empezó mal y lo ha acabado peor, pasando de ser uno de los conjuntos revelación de LaLiga a convertirse, por méritos propios, en uno de los candidatos al descenso. Mucho ha sucedido en este año, donde se ha pasado de idolatrar a Míchel, el técnico que les llevó de Segunda a la Champions, a cuestionarlo abiertamente. Pasarán las navidades en descenso y, como casi siempre en estos casos, la culpa es repartida.
El primer problema que ha sufrido el Girona es uno común a muchos equipos de media tabla que se meten en Europa. Tras una temporada histórica se clasificaron para la Champions y en la 24-25 sufrieron las consecuencias. No pasaron la primera fase de la competición continental y se acabaron complicando la vida en la Liga. El Girona acabó el curso pasado con el agua al cuello, en una dinámica malísima y salvando la categoría in extremis. Se salvaron, de hecho, porque jugaron contra un Valladolid ya desahuciado. De los últimos 16 partidos solo ganaron dos. Un problema, además, que han arrastrado en la segunda parte de 2025.
Míchel y su equipo no supieron en verano ‘resetear’ la mentalidad de los jugadores, que iniciaron esta temporada con una única victoria en 11 partidos. Es decir, ganaron 3 de los 27 partidos disputados entre febrero y septiembre. Una losa que todavía arrastran y que, pese a la mejoría del último mes, les mantiene en puestos de descenso.
El por qué ha sucedido esto tiene dos claras respuestas y las dos apuntan a la dirección deportiva. Por una parte es evidente que no se ha construido un equipo equilibrado, que a Míchel le faltan piezas y que hay perfiles que falta reforzar. Además, muchas de las apuestas del club no han salido como se esperaba. Especialmente sangrante es el tema de la portería, donde se trajo a Livakovic para competir con Gazzaniga, y no ha llegado a debutar. El croata, que se negó a jugar para poder marcharse este invierno, ha sido un fracaso absoluto. Pero el otro gran motivo de por qué se firmó un inicio paupérrimo esta temporada es que muchos de los fichajes llegaron a última hora. Hombres que son importantes, como Vanat o Ounahi, aterrizaron en Montilivi con la Liga empezada. Jugadores extranjeros, sin experiencia en LaLiga, que obviamente han necesitado un tiempo de adaptación. Y el Girona ha acumulado derrotas mientras lo hacían.
En cuanto al juego, seguramente condicionado por la confección de la plantilla, el Girona se ha mostrado especialmente débil en las áreas. Es, con 33 goles, el equipo que más tantos ha recibido de la categoría. Y es, con 15 goles, uno de los que menos ha marcado. Esta diferencia (-18) ha sido una condena para un equipo que ha tenido muchos problemas en la defensa y especialmente en la portería. Gazzaniga ha sido muy cuestionado pero con Livakovic sin querer jugar y Krapvytsov lesionado, Míchel no tenía ninguna otra opción. Gazzaniga ha jugado porque era el único portero disponible.
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Y ahí es donde se ha visto, sobre todo esta temporada, un cansancio en Míchel que no se había observado antes. El entrenador ha perdido autoridad de puertas afuera, resultados de puertas adentro, en un 2025 muy complicado para él. Ha estado en más de una ocasión al borde de la destitución e incluso Quique Cárcel, que siempre ha confiado y confía en él, ha dicho públicamente que los resultados mandan y que puede llegar un punto en el que la continuidad del técnico sea insostenible. Por el momento sigue, a la espera de que le lleguen refuerzos en invierno, Claudio Echeverri debe ser el primero, y pueda enderezar el rumbo.
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