El gesto de Asencio

Hay muchos partidos, pero ninguno más importante que el de la vida. El que está disputando, con entereza admirable, sin reblar y sin dejar de mirar hacia adelante, EJ. Detrás de esas siglas se esconde Elías, un joven canario de 7 años que es paciente de cáncer de médula (plan nacional de donación). Un luchador, un guerrero, un madridista que encontró en otro guerrero uno de los asideros para seguir mirando hacia adelante. En Raúl Asencio. Un ídolo que convirtió una visita en mucho más que un gesto.

El viernes fue el día. El que Elías se llevó una alegría mayúscula, un chute de esperanza. La que sintió cuando vio aparecer detrás del cristal a Asencio. El madridista se personó junto a Gloria Álvarez, gerente de la Fundación Canaria de la FIFLP. Gloria ha acompañado a la familia del pequeño Elías durante todo el proceso. Y sigue haciéndolo. Y encontró en Raúl la ayuda para seguir trabajando, animando. Un encuentro donde brotaron lágrimas a pesar de la distancia. Donde Asencio no solo saludó, sino que dejó huella. Abrazó desde la distancia. Le transmitió un mensaje de fuerza y, sobre todo, de admiración a Elías. Que vio cómo él es ídolo de su ídolo.

Un cara a cara que resumió así una cuenta de seguidores del madridista: “Lo de Raúl Asencio y EJ no fue una simple visita; fue un recordatorio silencioso de que, incluso en medio de la batalla más injusta, todavía quedan manos —aunque no puedan tocar— capaces de sostenerte. A veces la vida duele, se vuelve fría, se vuelve pesada… y aun así, aparece alguien que con una mirada devuelve un poco de aire, un poco de luz, un poco de fuerza. Eso hizo Raúl: detener el mundo por un instante para que EJ recordara que sigue siendo un guerrero, que su lucha importa, que su vida importa".

Y finalizaron: “Porque hay gestos que llegan más profundo que cualquier palabra, y hay corazones que abrazan incluso con un cristal de por medio. En ese pasillo de hospital, no hubo distancia. Hubo dos almas que se reconocieron: una que resiste… y otra que vino a sostenerla. Y en ese cruce, en ese segundo que casi nadie ve, nació algo que no se rompe: esperanza. De la que cura. De la que levanta. De la que da ganas de seguir, aunque todo duela".

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