El Espanyol se desangra por una hemorragia sin fin
Es el peor local de Primera. Manolo González se mantiene en el alambre. Se jugará su futuro en casa, con los dos partidos seguidos ante Osasuna y Valencia.
El Espanyol bien podría entonar aquello de ‘quién maneja mi barca...’ porque el club perico está instalado en una montaña rusa, con más bajadas que subidas, insostenible. Y, claro, los números no dan. Está instalado en los puestos de descenso y las sensaciones que desprende con regularidad el bloque de Manolo González no permiten a la afición tomar un respiro. Se corre un serio peligro de pasar del estado de enfado a la apatía, pero es que cada partido de este curso está siendo un suplicio. Contra el Getafe se vivió la enésima derrota a domicilio y la constatación de que este Espanyol se desangra. La hemorragia no tiene fin y es el peor visitante de Primera: un punto. El balance, un empate y siete derrotas (cuatro goles a favor y 18 en contra).
Pero este mal hacer a domicilio no es nuevo. Hay un dato, que ofreció Pedro Martín de la COPE, demoledor y es que el Espanyol sólo ha ganado 11 partidos fuera en sus cinco últimas ligas de Primera (25 empates y 47 derrotas). Los jugadores se están empezando a quedar sin excusas e incluso algunos, como Pol Lozano, se quedan sin explicaciones: “Hemos de ser autocríticos y es que no puede ser. Intentamos buscar soluciones, pero es que ya no sé ni qué decir. Me voy a casa dolido, pasaré una semana fastidiado, es la verdad. Intentaremos buscar soluciones y el fin de semana ganar los tres puntos. En casa estamos trabajando bien (en Cornellà-El Prat han logrado nueve de los diez puntos que suman) e intentaremos dárselos a la afición. Estamos donde estamos porque lo hemos hecho nosotros, no hay más que decir”.
Los resultados son de descenso y está provocando que Manolo González no se salga del centro de la diana. El técnico no acaba de encontrar la tecla y su estreno en Primera se está erigiendo en un vía crucis. Su balance en los primeros 15 partidos, cuatro victorias, un empate y diez derrotas. Pese a ello, desde el club no apostarían, todavía, por un cambio en el banquillo. Aunque sigue en el alambre y hay una cosa clara: su futuro pasa por Cornellà-El Prat. Los dos próximos partidos, ante Osasuna y Valencia, son en casa y ahí se jugará su continuidad como entrenador del primer equipo blanquiazul. Solo las victorias sanan y salvan. Se acerca la Navidad y el deseo no es otro que salir del descenso.
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