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ESPANYOL 2 - ELCHE 2

El Espanyol se abona al drama

El equipo perico protagoniza otro partido clásico de este curso ante el Elche, con remontada y errores: la temporada alcanzan ya cotas altas de preocupación al sumar diez puntos y recibir 19 goles.

Nico Melamed.
Alex CaparrosGetty

Diagnóstico. El Espanyol ha jugado en estas 11 jornadas ante Celta, Rayo Vallecano, Cádiz, Valladolid, Osasuna y Elche. Son seis equipos de esa Liga que señala Diego Martínez en la que compite este curso el equipo perico, la de esos ocho o nueve que pelearán por las posiciones de cola del campeonato. De los 18 puntos ha sumado seis (33%), tiene un balance de goles de -2 y, lo más preocupante, el Espanyol no ha sido superior a ninguno de ellos. Ha tenido tramos buenos, otros peores y algunos muy deficientes. Ha cambiado los planes de partido como la piel un camaleón y no ha encontrado el fondo de armario de su plantilla. Le han penalizado errores de todo tipo y la (casi) mitad de las veces de los tiros que van a puerta son gol. El sino de la temporada está ya marcado salvo cambio brusco en el mercado invernal. Tan inesperado es pelear a pecho descubierto por esta salvación como el rendimiento del equipo de Diego Martínez.

Sin ‘biern’ final. No fue el partido ante el Elche como un episodio de los dibujos animados de Claudio Biern, que siempre acababan bien. Más que una película del Walt Disney español, el equipo perico está abonado al drama, a la noche de Halloween que se avecina. Frente a los ilicitanos se repitió el guion de Cádiz o Valencia: el Espanyol empezó perdiendo, logró remontar pero no supo mantener la concentración en los minutos finales. “Es inexplicable”, dijo el técnico. Asumió Diego Martínez toda la responsabilidad y entendió la crítica, pero de nuevo acentuó esos errores individuales que están penalizando al equipo y ya son “repartidos”. Un día es Álvaro Fernández, otro Bejamin Lecomte o Leandro Cabrera. También Fernando Calero, como este domingo.

Dato demoleador. Del vallisoletano sorprendió su suplencia. Estaba funcionando de central, sufriendo de lateral como es lógico pero la vuelta de Óscar Gil era una buena oportunidad para recuperar su posición. Repitió Diego Martínez con Sergi Gómez y Cabrera, una pareja que todavía no ha ganado en este 2022. Y sigue sin hacerlo. El central catalán estuvo demasiado blando en la acción del 0-1. Su pérdida supuso el centro que convirtió Pere Milla. Gran cabezazo que no pudo detener un Lecomte que, de nuevo, dejó dudas en esa acción. ¿Debió dar más pasos antes de lanzarse? ¿Debió estirarse con una mano y no con dos? Sea como fuere, sin ánimo de poner la lupa más de la cuenta, al Espanyol le tocó remar a contracorriente una vez más.

Teoría del caos. Atacó el Espanyol con el desorden habitual, sin excesiva fluidez, con fuego en las piernas hasta que Expósito puso pausa en una acción dentro del área. A falta de extremos buenos son los jugadores que improvisan y rompen moldes. Puado rompió su racha. No hubo en esta ocasión postes. El gol debería liberar a un jugador que protagonizó la otra acción del partido, la roja a Palacios que rectificó el VAR. Tiene el Espanyol mala suerte para todo, la moneda le cae de cruz. Siempre. Efectos paranormales en el RCDE Stadium que agravan todavía más los problemas del equipo.

Benjamin Lecomte.
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Benjamin Lecomte.

El clásico 2-2. Exhausto el equipo, Keidi Bare le dio fuerza y encontró el 2-1 en el puntual Braithwaite. Ensombrecido Joselu por el marcaje de los tres centrales del Elche, Puado y el danés demostraron de nuevo que este Espanyol tiene gol, pero no solo se vive de ese acierto, ya que cada vez que el rival pisa área las piernas y las manos tiemblan. Le ocurrió a Calero, quien no siguió a un Gonzalo Verdú que fusiló a Lecomte. 2-2. El Espanyol, de nuevo, tropezaba con la misma piedra, como le ha ocurrido en tres de los últimos cuatro encuentros. El 2-2 es el resultado clásico de esta temporada. Los poco más de 17.000 espectadores despidieron al equipo con silbidos pese al remate al larguero de Melamed en la última acción del encuentro.

El coche de Diego. Pasan las jornadas y el Espanyol no arranca. Se abona al drama. Es tan lícito decir que compite en todos los partidos como que todos los rivales le compiten a él. También el colista, el Elche. La temporada coge tintes inesperados. No hay proyecto. No hubo inversión. Y Diego Martínez, que ya advirtió en verano que se avecinaban curvas, empieza a perder el control de un vehículo cuyo destino no tiene buena pinta pero que da la sensación que poco importa.