El Ejido-Múnich: el paso “fundamental” de Bryan Zaragoza
AS habla con los primeros compañeros del malagueño en el que fue su primer año en el fútbol profesional. De Almería a Múnich en tres años.
Javier Rosa tenía 36 años y no conocía nada de Bryan Zaragoza. Había jugado ya en 14 clubes del fútbol profesional, Bryan en ninguno. Acababan de llegar a El Ejido (Almería) para jugar en el equipo de la ciudad, y mientras esperaban a recibir las llaves de la casa, fueron a comer a una pizzería. Bryan tenía 18 o 19 años y se ofreció a pagar la cuenta, pero la veteranía de Javi se impuso. “Pago yo, pero cuando juegues en Primera, me mandas una camiseta”, le dijo el maestro al aprendiz, que ahora tendrá que enviarle la del Bayern de Múnich si no quiere romper el contrato de amistad. “Se la solté yo, que tenía treinta y tantos años, a un chaval de 18 o 19. Lo vi joven, con mucho margen de mejora, y pensé ‘a ver si suena la flauta’. No nos conocíamos ni de cuatro horas”.
Empezó como una broma en Almería, pero continúa como un sueño en Alemania. Bryan llegó al Club Polideportivo El Ejido en septiembre de 2020 para debutar en el fútbol de mayores, en la profunda 2ªB. Ahora ha fichado por el Bayern de Múnich. Venía de la base del Granada, y marcharse al equipo almeriense en calidad de cedido fue “un paso fundamental” para su carrera, según cuenta su primer entrenador en El Ejido, Tito García Sanjuán. “Es el paso definitivo porque es donde él ve la realidad. El 90% de los equipos de estas categorías no es profesional, quiero decir, que dista muchísimo de lo que es el Granada”. “En El Ejido él empieza a formarse como futbolista, sale del caparazón, de su entorno y de su gente”, explica Fran Alcoy, el segundo míster que tuvo aquella temporada en el municipio almeriense.
Bryan se forma en el Tiro Pichón y en el Conejito de Málaga. El mismo año que ficha por el Granada, se va cedido a El Ejido. Allí ya deja algunos destellos del futbolista que vemos hoy. En palabras de Alcoy, Bryan es “un cambio de ritmo dentro de un cambio de ritmo”. Sanjuán vio “un futbolista completamente diferente para esa categoría”, y sus compañeros lo sufrían en los entrenamientos. “Cuando te encaraba, decías ‘esto no es normal, no me está encarando un crío de tercera’”, recuerda Rosa. Sergio Pérez, otro compañero de vestuario de aquel año, no olvida al revulsivo Bryan: “Salía y destrozaba a todos los equipos. Cuando entraba, el equipo contrario cambiaba para que no participase tanto. Un partido en la Nueva Condomina, la puso boca abajo en 20 minutos”. “Las mismas jugadas que le hizo a Koundé contra el Barça, ya las hacía con nosotros”, asegura Alcoy. El único gol que metió en vistiendo la celeste El Ejido aparece en el siguiente vídeo. Es el 2-0.
Algunos entrenadores dicen que el fútbol pertenece a los futbolistas, pero Alcoy cree que hoy vivimos sumergidos en el “tacticismo”. Se anula la creatividad del jugador y se mata al duende que vive en la bota del futbolista. Pero lo que marca la diferencia, según este entrenador, son los jugadores que rompen al jugador y pasan líneas. Esos que clavan los tacos en el césped tras un recorte y dejan al rival deslizándose hasta los confines del universo. Entonces, como no es suficiente para el duende, van corriendo al final de las galaxias y vuelven a recortar al contrario. Bryan es eso, “un jugador extinto, callejero, de favela, que nos lo estamos cargando los entrenadores”, lamenta Alcoy. A día de hoy, es el futbolista más regateador de Primera División, por delante de Nico Williams y Vinicius Junior. Parpadea y te lo pierdes. Astronomía aplicada al fútbol.
La táctica, su asignatura pendiente
Es justo en el aspecto táctico donde Bryan cojea. “El primer día que le ves te quedas asombrado. Cuando no tiene una rigidez que cumplir es un futbolista totalmente diferente. Cuando no hay mucha carga cognitiva, donde el jugador no tiene que pensar mucho, él iba sobrado”, recuerda García Sanjuán, que vio las “carencias” del jugador con el paso de los días, y cuando jugó con la selección española, volvió a verlo “desconectado” cuando el equipo no tenía balón. Sus compañeros en El Ejido intentaban ayudarle a “reforzar” el aspecto táctico. “Era lo que le faltaba”, dice Pérez. “Pero al nivel que juega ahora, se ha dado cuenta de que nadie puede jugar solo en una dirección”, y en el Bayern se le exigirá “lo máximo”, dice Alcoy.
Sin embargo, Bryan no jugó mucho en su temporada ejidense. Disputó 512 minutos, fue titular en tres partidos y metió un gol. Si era suplente, se enfadaba, recuerda Alcoy, “como cualquier otro, que yo también he sido futbolista y cuando no jugaba me enfadaba [...] pero nunca tuvo una salida de tono, ni un mal gesto, cuando tuvo que calentar 20 o 55 minutos”. “Hay futbolistas que, por salir del Granada o de una gran cantera, creen que tienen que jugar. Con Bryan fue todo lo contrario, con toda la humildad, si no jugaba, escuchaba, atendía y cumplía”, rememora su entrenador García Sanjuán. “Era un chaval que venía de juveniles, de los que quieren jugarlo todo, si no se ofuscan. Es normal. Pero intentaba hacerle ver que el fútbol es así, que no es fácil”, explica Alcoy, que cuando le preguntó si jugaría de mediapunta, el malagueño le respondió lo siguiente: “Míster, yo juego donde usted me diga”.
¿Por qué ha llegado Bryan tan lejos? Los ingredientes estaban sobre la mesa, pero la receta del buen futbolista todavía es ambigua. ¿Talento? Te encuentras un rey del caño en la cancha de cada barrio. ¿Disciplina? Para Neymar, el cumpleaños de su hermana es casi una doctrina. “Estar en el momento adecuado, en el sitio adecuado”, indica García Sanjuán, que reivindica la profesionalidad, porque “si el futbolista no tiene cabeza, igual no es tan buen jugador”. Sin embargo, nunca pudo imaginar la progresión del malagueño: “Con chicos jóvenes es muy complicado saber”. Pero Javi Rosa sí lo supo. Bryan le pidió que le ayudase a entrar en la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE): “Vino a mi casa para que lo afiliase yo porque él no sabía. Cuando alguien tan joven te pide eso, es que quiere ser futbolista”. “Tienes muchos compañeros, ves muchos perfiles, pero lo ves y dices ‘este quiere ser jugador’. Se podía llevar alguna desilusión, pero siempre decíamos ‘cuando entre, algo va a pasar’”.
“Ese es el ganador y ese es Bryan”
“Le da igual que lo saques delante de 50.000 personas que te la va a pedir y se la va a jugar. Y si falla, te la va a volver a pedir igual. Él tiene los valores de ganador porque asume las responsabilidades, falla y la vuelve a pedir. Ese es el ganador y ese es Bryan”, concluye Alcoy. “Vino Dios con una varita y le dijo: ‘toma, esto es para ti’, y eso lo ha explotado”, dice su excompañero Pérez. Hambre y ambición son los complementos que le faltaban al menú. Casualidad, los tiene.
Lo que le ocurra en Múnich a Bryan solo lo sabe el dios del fútbol, que en realidad no sabe nada de nada. Tendrá como competencia a Gnabry, Coman, Sané e incluso a Musiala, que también puede jugar en banda. Es un malagueño que tendrá que adaptarse al frío bávaro: esta semana un helicóptero tuvo que quitar la nieve del campo del Bayern. Si el clima no era suficiente, también tendrá que jugar al lado de un HurriKane. Pero si tiene algo que hacer, sin duda, es cumplir con su palabra: o manda la camiseta prometida o tendrá que pagar una pizza en El Ejido.