“El City tiene un rumbo, el Barça lo ha perdido”

Martí Perarnau (7-3-1955, Barcelona) no ha escrito un libro, ha realizado una autopsia exhaustiva de las siete temporadas de Pep Guardiola en el Manchester City. A lo largo de 694 páginas en Dios salve a Pep (Editorial Córner) se explican, temporada a temporada, partido a partido, reunión a reunión, los momentos de duda, de éxito y de gloria de un personaje al que Perarnau ya analizó en Herr Pep y en Pep Guardiola, la Metamorfosis.

¿Ha cambiado Guardiola el fútbol en Inglaterra?

Completamente.

¿También en Alemania?

En Alemania, menos, pero en Inglaterra mucho más. En Alemania había un caldo de cultivo positivo con Löw en la selección y una admiración del Bayern al juego del Barça. Todos querían jugar como el equipo de Pep, que los había maltratado. Inglaterra era reacia.

¿Era un lugar hostil?

El primer año, seguro. Hacia él y sus ideas porque se creían que llegaría en plan Mesías y que iba a evangelizar, pero fue hábil y fue a adaptarse y ver qué pasaba.

¿Renunció al dogmatismo?

Él cambia siempre su manera de jugar. Cuando se habla de Pep se habla desde el odio o desde hacerle la pelota. Y ni una cosa ni otra.

¿Sufrió a su llegada?

Mucho, en las fechas navideñas recibió tres derrotas seguidas. Una incluso por 4-0.

Contra el Everton de Koeman, ¿no?

Sí. Ahí estaba tocado y eso que Koeman dijo que, a pesar de ganar, el City de Pep era el mejor equipo al que se había enfrentado nunca.

¿Se llegó a plantear: ‘la he cagado yendo a Inglaterra’?

Tanto como eso no, pero sí algo más importante; porque ‘la he cagado’ lo ha pensado muchas veces, como cuando perdió 4-0 ante el Madrid.

¿Qué se planteó?

Si de verdad quería ser entrenador, como pregunta retórica. Hasta ese momento todo le había ido bien con matices, pero ahora recibía hostias y no elogios. Veía el proyecto cogido con alfileres. Entonces Dome (Torrent) y Lillo le dijeron: ‘Has de perder mucho para entender que quieres ser entrenador’. Ser entrenador ganándolo todo es muy fácil.

¿Relativiza ya las derrotas?

Él lo dice en el capítulo final, pero un poco, tampoco nos pasemos. Le envenena perder, pero es cierto que han pasado cosas en estos siete años. Críticas, derrotas y el atentado de Mánchester donde estaba su familia y estuvo en peligro real. Eso le hizo relativizar la trascendencia de las cosas.

En ese sentido, cuando cae ante el Madrid hace dos temporadas, asegura que no le afectó tanto. ¿Se lo cree?

Cierto, yo le pregunté si esa era su derrota más dolorosa, pero me dijo que no. Lo sufrió en el momento, pero entendía que formaba parte del juego. Sin esa derrota no hubieran ganado la Champions.

¿Qué es Guardiola para el City?

Es el Cruyff del City. Yo le comenté cuando iba a Inglaterra esa posibilidad y él eso lo consideraba demasiado, pero sí que cuando toma decisiones en el campo piensa en lo que haría Cruyff. Siete años después ha creado un legado comparable al de Johan en cuanto a victorias, títulos, un juego identificable y de cambio de mentalidad. Es un equipo que sale a ganar contra todos. Esto antes no era así.

¿Tiene más mala leche de lo que parece?

Es muy importante el carácter. En las derrotas se nota y cuando hay alguien empanado no se corta.

¿Es más fácil para él enfadarse en el City que en el Barça? Por aquello del “nos haremos daño”.

Entonces era más joven, ha aprendido a no hacerse daño él ni a herir a los demás. Ha madurado.

Dios salve a Pep, pero a los del Barça no los salvará Pep. ¿Habrá un cuarto volumen de su retorno al Barça?

Como entrenador, clarísimo que no. En otra función, no lo sé.

¿Es verdad que ha querido fichar a los mejores valores del Barça?

Es una leyenda urbana.

¿Ni a Messi?

Fue Messi el que se ofreció. El que llamó a la puerta fue Leo (el entorno del delantero argentino lo niega). Pep tenía sus reticencias. Él tiene muy claro no tocar al Barça y no tocar al Bayern. El City tenía una lista de jugadores del Bayern para fichar y Pep le dijo a Txiki que no tocase a nadie. Y eran muchos, casi todos menos el utillero.

¿Qué le parece esa melancolía típica culé que lleva a los seguidores a seguir comparándose con el City?

Eso es muy catalán. La diferencia para mí es que el City sabe dónde va y el Barça no lo tiene tan claro. Hasta esta temporada, estaba seguro de que el Barça tenía claro que iba a recuperar una manera de jugar, pero ahora estoy muy desconcertado.

¿Es cuestión de jugadores?

No, el Barça tiene material para hacerlo. Este año con los Joãos, Gündogan y el resto, tiene mimbres.

¿El City no perdió nunca el objetivo final, ni cuando las cosas no salían bien?

Nunca, lo que pasaba es que había intérpretes que no podían interpretar esa partitura. El rumbo siempre ha estado muy claro.

¿Y en Madrid?

Con matices, el Madrid ha tenido muy claro siempre el resultado como objetivo más allá del modelo. El Barça está obligado a mantener un modelo.

¿Cuando el City gana y no juega bien la gente se queja?

Sí, menos en la final de la Champions, que es el partido que nadie revisará en vídeo. Sí.

¿Ya les ha inoculado el virus?

Sí. Hasta Foden lo admitió.

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