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LAS PALMAS

De club ofertador a poco vendedor

El proceso de reconstrucción permite a Las Palmas a aguantar pulsos negociadores que hace dos temporadas no estaba en condiciones de plantear.

De club ofertador a poco vendedor
Carlos Diaz-Recio

Las dinámicas del fútbol nos dicen que los equipos deben vender caro, comprar barato y vender caro de nuevo y durante este intercambio lo deportivo debe ir cada vez a mejor o al menos que se perciba una estación de destino. Ese continuum ir y venir de rostros, es el que permite que la música siga sonando, una especie de mito de Sísifo pero con una tonga de contratos a cuestas en vez de una roca. Y cuando este proceso falla, a buscar un nuevo zahorí porque viene una sequía.

Esta dinámica no le es ajena a Las Palmas quien encontró —y rentabilizó— un maná en un joven tinerfeño que antes de debutar en el primer equipo, Pedri, siendo aún juvenil le permitió al equipo coger aire en la temporada 2019-20 antes de que la pandemia se llevara por delante la tiendita del fútbol y sirvió de flotador recurrente, gracias a las claúsulas incluidas, en lo que estaba por venir.

Aunque el barcelonista no fue la única bombona de oxígeno que necesitó el club de Pío XII tras el no ascenso a Primera después del descenso de la 2017-18. Bigas, Mauricio Lemos, Mateo García, Josep Martínez y Sergio Araujo, fueron piezas necesarias no solo para sanear las cuentas sino para aportar el capital necesario para emprender la reconstrucción. Lo que incluye entradas y, también, salidas de jugadores con contrato en vigor.

En este proceso transformador, Araujo fue la última de las grandes ventas del club de Pío XII. “Con esta operación la entidad se ahorra 6 millones de euros. Ha sido una decisión dura de tomar, pero sirve para proteger al resto del equipo”, manifestaba Miguel Ángel Ramírez, sin dejar pasar que “no teníamos duda de lo que deportivamente nos aporta”, era el mercado veraniego de la temporada 2021-22, el año en el que se marcharon hasta nueve jugadores más, Aythami, Rivera, los hermanos Castellano, de la Bella, entre otros. La temporada que se escenificó mejor el cambio en la dirección deportiva.

Esta apuesta dejó pérdidas en el club, como explicaba el presidente amarillo, sin embargo sirvió para formar el grupo de jugadores que ahora mismo está en Primera División y no solo eso, sino que permitió a la entidad de Pío XII a aguantar ofertas que los ejecutivos consideren inadecuadas. Se vivió el verano pasado con los Viera o Moleiro. Se está viviendo este mercado con Saúl Coco. Es decir, desde la venta de Araujo y con el acierto de la dirección deportiva de la U. D. Las Palmas, el club cambió su rol de tienda en liquidación a boutique sin etiquetas.