Carros de fuego en Montilivi
El estadio rojiblanco se llenará. Los locales, dispuestos a dar un hachazo a la lucha por la permanencia contra un bloque perico que encadena tres derrotas y está a un solo punto del descenso.
“Ahí donde hubo fuego quedan las brasas”. Este refrán tomará fuerza en un Girona-Espanyol que caldeará este sábado un Montilivi que se llenará. Nadie esconde que a nivel de historia, el club perico es un transatlántico comparado con el rojiblanco (los blanquiazules llevan disputados 2.804 partidos en Primera por 102 de los gerundenses), pero sobre el terreno de juego se tratan de tú a tú (sigue el partido en directo en AS.com). Las fuerzas se igualan y ambos están metidos de lleno en la lucha por la permanencia. El Girona, que respira algo más sosegado, tiene cuatro puntos de margen respecto del descenso y el Espanyol, solo uno. Los cantos de sirena que proceden de Segunda son intensos y solo la victoria los silencia.
Lo que está claro es que Girona y Espanyol reinician la marcha tras el parón sin tiempo que perder porque mientras que los rojiblancos encadenan tres encuentros sin ganar (dos derrotas y un empate), los pericos enlazan tres derrotas. Eso sí, las sensaciones de juego son diferentes, mejores para los gerundenses, y su mochila pesa menos. Míchel no dudó en catalogar el duelo de “más de tres puntos” en un intento de contagiar a su equipo porque el Espanyol le tiene tantas ganas como tomada la medida en Montilivi. En Primera se han enfrentado dos veces en el feudo rojiblanco y ambas acabaron con los pericos plantando su bandera: 0-2 la temporada 2017-18 y 1-2, la 18-19. En Girona quieren evitar ese ‘no hay dos sin tres’ y, por ello, el técnico prepara el encuentro con la intención de dominar la posesión para que jugadores rivales como Sergi Darder no campen a sus anchas. Aunque sin destaparse en exceso porque si algo tiene este Espanyol es calidad y pegada gracias a sus dos delanteros: Joselu, que viene de ponerse todavía más en el mapa gracias a su doblete con España, y Braithwaite, con ocho goles y una asistencia este curso.
El Girona, que solo ha dejado su portería a cero en un partido este curso, no variará su 4-3-3, con Santi Bueno y David López en el eje de la zaga, y se espera que Oriol Romeu pueda retrasar su posición para la salida de balón hasta la defensa con el objetivo de dar mayor libertad de prodigarse en ataque a Arnau Martínez, por la derecha, y a Javi Hernández, por la izquierda. En el duelo de la primera vuelta, en Cornellà-El Prat, Arnau ocupó, por momentos, la medular para poder ganar la espalda a los mediocentros y así sorprender. Se podría repetir la operación juntando en ataque a futbolistas como Toni Villa, que haría de Aleix García (lesionado), Riquelme y Tsygankov. Este último está en estado de gracia, suma tres goles y tres asistencias en los 451 minutos que ha disputado este curso y, además, es uno de los mejores socios de ‘Taty’ Castellanos. El argentino le tiene ganada la posición a Stuani, aunque al experico se le espera en la segunda mitad.
Hay mucho exblanquiazul en el Girona, brilla David López, y para él sin duda será un duelo especial. Tanto como para un Espanyol camaleónico que necesita ganar o, como mínimo, puntuar para que los cimientos no sepulten al equipo. Tras caer ante el Celta, antes del parón, se cuestionó en el entorno la figura de Diego Martínez, pero club y vestuario confían plenamente en el técnico. El capitán Darder salió al paso, apostó por “unificar criterios” y por ello, toca ganar para quitarse la diana de la espalda. Cabrera es baja por sanción y tampoco estará Brian Oliván. Problemón porque sigue lastrado por el traumatismo que sufrió hace tres jornadas en Valladolid y desde entonces, pleno de derrotas. No hay un ocupante claro para el lateral zurdo porque Pierre-Gabriel está cogido con alfileres, así que el gran candidato parece ser Óscar Gil. Lo positivo es que Dios aprieta pero no ahoga y reaparece Keidi Bare tras más de tres meses lesionado y está a tope Joselu. Él será el encagardo de liderar a un Espanyol que tratará de presentar batalla alentado por 300 pericos que agotaron en menos de diez minutos las entradas para la zona visitante, más los que se repartirán por la local, con buena “actitud”.
