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Capitán Guardado

El mexicano comienza la temporada siendo importante para Pellegrini sobre el césped y ejecutando su nuevo rol en el vestuario tras la marcha de Joaquín.

Guardado, en un partido.
GIUSEPPE CACACEAFP

Andrés Guardado renovó su contrato con el Betis el pasado verano y heredó el derecho a portar el brazalete de primer capitán dejado por una leyenda como Joaquín. “Nadie mejor”, avisó el portuense sobre su legado. Y el mexicano quiso responder con fútbol y con liderazgo. Lo hizo desde el minuto uno de esta campaña. En los dos triunfos de su equipo, apareció desde el banquillo para cambiar la historia y ser partícipe de un buen rendimiento en el esquema de Manuel Pellegrini. Ante el Rayo, relevó a Guido en el descanso y el equipo desplegó sus alas para firmar quizás sus mejores minutos de esta temporada. Tiró de pasión, de experiencia y de liderazgo para ser diferencial en la victoria en el Benito Villamarín. Cerca de cumplir 37 años, quiere más.

No tenía demasiadas dudas el Betis a la hora de alargar el contrato de Guardado por otro año. Tampoco Pellegrini, consciente de la necesidad de mantener la experiencia de algunas de sus piezas para poder disparar con solvencia el talento de los más jóvenes. Alumnos y maestros en un vestuario en el que el respeto por el centrocampista es capital. Su carrera habla por sí sola. Sus registros están ahí y ya es el extranjero con más partidos en la historia del club. Supera las 200 citas y no quiere que esas cifras se queden ahí .

En Heliópolis hay confianza en un buen año de Guardado y las primeras pinceladas del curso reflejan que así será. Tiene un papel importante para Pellegrini, que también confía en su función como capitán al tiempo que se rinde a sus virtudes. Hay un sitio para él en un centro del campo que varía de forma constante debido a la necesidad de medir cada esfuerzo. Los de Guardado los maneja Pellegrini. Y espera que en esta campaña sean un nuevo reflejo de su capacidad competitiva. De momento, su inicio ilusiona al beticismo.