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SUPERCOPA DE ESPAÑA | REAL MADRID

Camavinga tropieza de nuevo

Por sexta ocasión, el francés es sustituido en el descanso desde que es jugador del Madrid. En cinco de ellas, con una amarilla en su haber. Ante el Valencia se jugó la expulsión.

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Soccer Football - Spanish Super Cup - Semi Final - Valencia v Real Madrid - King Fahd Stadium, Riyadh, Saudi Arabia - January 11, 2023 Valencia's Samuel Dias Lino in action with Real Madrid's Eduardo Camavinga REUTERS/Ahmed Yosri
Soccer Football - Spanish Super Cup - Semi Final - Valencia v Real Madrid - King Fahd Stadium, Riyadh, Saudi Arabia - January 11, 2023 Valencia's Samuel Dias Lino in action with Real Madrid's Eduardo Camavinga REUTERS/Ahmed YosriAHMED YOSRIREUTERS

Como revulsivo, sobresaliente. Como titular, barbecho perenne. El problema aparece cuando Camavinga sale de inicio. Ante el Valencia, el mejor ejemplo. La baja de Tchouameni y la rotación de Modric entregó un lugar al francoangoleño en el once. Una oportunidad que duró apenas 45 minutos. Tras el refrigerio, el ‘10′ por el ‘12′. Al saltar Modric al campo, son ya seis las ocasiones en las que una titularidad de Camavinga termina en el descanso. En el King Fahd de Riad, Cama reapareció en el banquillo con hielo en su rodilla derecha. Un golpe confirmado por Ancelotti en rueda de prensa. No obstante, se marchaba después de haber coqueteado peligrosamente con la expulsión...

En el 27′, el de Cabinda llegó tarde a un duelo con Lato que terminó en pisotón y amarilla. Y antes del intermedio instaló el runrún con alguna entrada a destiempo. Especialmente un pisotón a Almeida por el que Iturralde González, colegiado de AS y la SER, reprendió al madridista: “No hemos visto una repetición clara de la jugada. Lo que tengo claro es que Camavinga tiene que aprender, y tiene tiempo, en regular y medir mejor este tipo de acciones. Teniendo ya una amarilla clara, por un pisotón, no puede arriesgarse a que le saquen la segunda por otro pisotón. Al no tener una repetición clara de la acción y en caso de duda, el árbitro siempre tiene razón”. Un riesgo excesivo que necesita aprender a torear.

Una amarilla cada 173 minutos

Carletto repetía por sexta vez modus operandi. En cuatro de las cinco anteriores, la hoja estadística de Camavinga luce idéntica: titular, 45 minutos jugados y una amarilla en su haber. La última, ante el Almería este curso. También fue Modric el que le sustituyó en el descanso, un ingreso que revitalizó al Madrid en la jornada inicial y terminó en remontada (del 1-0 al 1-2 final). La temporada pasada, contra Espanyol, Osasuna y Sevilla también se retiró el internacional francés con tarjeta en el entretiempo, mientras que ante el Granada lo hizo limpio, pero tras otro encuentro titubeante. Una dinámica peligrosa que alumbra un debe en el juego de Camavinga. En su temporada y media en el Real Madrid acumula 15 amarillas en 2.602 minutos. Una cada 173′. Demasiadas.

En partidos alborotados, donde reina el caos, su físico gobierna. Como jugador número 12, es clase mundial. Los milagros ante PSG, Chelsea o City no se entienden sin ese Cama reactivo. También brilló recientemente contra el Valladolid, matando un partido con una cabalgada marca de la casa que terminó en asistencia a Benzema. Pero la cuenta pendiente crece titularidad a titularidad. Frente al Cacereño en Copa, dejó nuevamente un regusto a oportunidad perdida. En un Príncipe Felipe que permitió pocas florituras, Camavinga no logró imponer su fútbol. No consiguió hacerse con el mando de la sala de máquinas, como sí lo consigue habitualmente cuando su tarea es ser factor cambiante.

Hablar de Camavinga es hacerlo de un diamante con un potencial inmenso, pero necesita desembrutecerse y pulir aristas como la precipitación y el exceso de ímpetu. Acaba de cumplir 20 años y ya tiene la mochila cargada de experiencia y éxitos en la élite (clave en la Decimocuarta, presencia mundialista en Qatar...), pero tiene deberes para este 2023. Cuando el contexto es favorable es un titán, toca lograr tener el mismo impacto, ya sea como mediocentro o como interior, cuando el viento sopla en contra.