Brahim arrima el hombro
Sin malas caras ni reproches, está exprimiendo cada minuto. Ante Las Palmas jugó con una enorme luxación en el hombro derecho: “Veía las estrellas”. Jugó pese a ello... y marcó.
Brahim tenía el hombro destrozado y aun así, jugó ante Las Palmas. Nada le iba a hacer abdicar de su primera titularidad. Aunque ya es mala suerte que cuando llega el día que llevas meses esperando, te pille en esas condiciones. Pero así de caprichoso es el destino y así, lo fue con él. Hasta ayer era el segundo jugador de la plantilla que menos había jugado (45′, sólo Mendy llevaba menos, con 33′) y la sed de oportunidades era enorme. Por eso cuando Ancelotti preguntó al malagueño si se veía para ser titular, este no tardó en contestar: “Sí”. Con dolor, al ring. Sin excusas.
Todo nació en el Metropolitano: un choque, una mala caída y dolor. Mucho. “Tenía un dolor tremendo; sólo el hecho de mover el brazo ya le hacía ver las estrellas”, apuntan fuentes cercanas al futbolista. Y no exageran. De hecho Brahim, en estos momentos, está muy tocado de la zona. En el derbi quedaban tan pocos minutos que aguantó, pero en el vestuario los servicios médicos le confirmaron una luxación en el hombro derecho. Se ha pasado varios días con la zona notablemente inmovilizada. Cuando llegó el partido de Las Palmas, el riesgo estaba ahí. Pero debía ser consciente de que el dolor no se le podía quitar de golpe. Que si jugaba, sería así. Infiltrado.
Y lo hizo. En las imágenes de la celebración se puede apreciar como el brazo que levanta es el izquierdo y, cuando eleva el derecho, es muy levemente. En ese momento, con la adrenalina -y gracias a la infiltración-, hasta se minimizaron los síntomas. Pero Brahim jugó el partido con una enorme molestia en la zona. Asumiendo que tenía que ser así. De hecho, cuando es sustituido, da la mano izquierda adrede. Desde los servicios médicos se admira su esfuerzo y Ancelotti valora su profesionalidad. La entrega que demostró en un momento complicado. Y su capacidad para seguir trabajando en un arranque de temporada sin minutos.
Una estrella fugaz
Porque hasta este miércoles, las participaciones de Brahim rozaban lo testimonial. Era como una estrella fugaz, brillante, pero breve. Tuvo lo que duró el descuento de Almería y le bastó para regalar varias arrancadas por banda y una casi asistencia a Joselu. También participó en el arreón final ante el Getafe... y Union Berlin, cuando se quedó a centímetros de empujar ese gol de la victoria que acabó siendo de Bellingham. Él estaba justo al lado. Pero llegó más tarde al escalón de la gloria. De ahí, al Metropolitano, donde perdonó incluso un derechazo dentro del área... y acabó sufriendo la luxación del hombro.
La misma que no le impidió jugar ante Las Palmas este miércoles. Y firmar un partido sobresaliente. No era titular con el Madrid, en un partido de Liga, desde mayo de 2019 (aún estaba Zidane en el banquillo). Pero cuatro años después, quiere demostrar que es otro. Más maduro. Más fino. Hizo dos remates (y los dos fueron a puerta), fue el jugador que más centros puso (6), cocinó cuatro regates, 41 toques al balón y siete posesiones ganadas. Todo, en una hora. Lo que aguantó sobre el campo, dolorido. Ahora, con la inyección de motivación que le ha supuesto este partido, seguirá recuperándose. Después de demostrar que tiene mucho, mucho fútbol en sus botas. Y que ha vuelto para ser un jugador de equipo. Exprimir lo que le den, sin malas caras ni reproches. Que está aquí para arrimar el hombro. Incluso el que duele.