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Bochorno dominical pucelano

Vaya bochorno dominical pucelano. Llámalo accidente o falta de ajustes, pero sinceramente, el Real Valladolid fue muy inferior a su rival del minuto 1 al 93. En ningún momento los blanquivioletas fueron capaces de competir en el partido, siendo superados en todas y cada una de las acciones del partido, no dando la talla, borrando las buenas actuaciones de otros partidos en el pasado. Y es que parece que hay que dar las gracias a que el resultado fuera sólo de 2-0 porque Jordi Masip hizo paradas de todos los colores y evitó una goleada de escándalo. Hasta 20 veces, 20, disparó Osasuna, 12 de ellas desde dentro del área... jugando con tres centrales.

Porque este Osasuna ganó el partido jugando de escándalo. Mantiene sus premisas, sí, mucha intensidad, segundas jugadas, verticalidad, pero le añade asociacionismo y, sobre todo, jugar completamente libre a la espalda de los mediocentros pucelanos. Y ahí Aimar y Moi Gómez se gustaron, disfrutaron, y firmaron un partidazo, mientras que los vallisoletanos no la veían, tenían problemas, incluso, para pasar de medio campo y cuando veían de cerca a Aitor eran más inocentes que un niño de tres años. Los pucelanos fueron superados y no tuvieron nunca respuesta.

¿Se le puede echar la culpa a la formación de tres centrales? Pues sí y no. Hay que tener en cuenta que las formaciones las hacen buenas los jugadores, y los blanquivioletas estuvieron fatal, pero es que, además, Osasuna tuvo una efectividad total al principio. Sus dos primeros disparos fueron gol, mientras que el Celta falló muchas ocasiones y la Real no estuvo más acertado en los dos encuentros anteriores. Y después, sí. Los rojillos tuvieron oportunidades de todos los colores ante la verbena defensiva de los blanquivioletas, ante la dejación de funciones de los medioscentros y entonces apareció la figura de Masip que se multiplicó para evitar una goleada de escándalo, la que mereció el equipo de Pacheta.

Ante un partido tan lamentable no valen demasiadas excusas, pero para ser sincero todas las decisiones de Cuadra Fernández fueron en contra de los pucelanos. Nada que decir del penalti de Roque Mesa, incomprensible, como todo el partido del canario, pero después llevó la contraria al VAR que le llamó para ver el fuera de juego posicional en el segundo tanto rojillo y no vio penalti en una patada de Aitor a Shon Weissman dentro del área por mucho que haya rematado el israelí... Y más allá. Porque en esa jugada, además, pita un fuera de juego que no es por varios metros. No es excusa, pero siempre viene bien señalarlo igual que cuando a los pucelanos les favorece.

Dijo Pacheta tras el partido que de este partido hay que aprender rápido y olvidarlo más rápido. Supongo que será un mensaje de cara a la galería porque la falta de actitud, de respuesta, de fútbol que exhibió el Pucela debe llevar a una reflexión, a pensar que lo que se ha hecho en los partidos anteriores no vale de nada, sino que la pelea por los puntos se ha de dar en cada partido. Y entonces, sí. Entonces a olvidar y pensar en el partido del Elche del sábado. Aprendiendo de los muchos errores y reforzando los escasos, hoy, aciertos.

Si bochornoso fue lo que se vio en El Sadar, peor aún fue lo que sucedió fuera con una mínima parte de ambas aficiones pegándose. Me duele que haya gente que use el fútbol como excusa para defender su opción política o para pegarse. Queden cualquier otro día para darse de tortarzos, pero no ensucien el fútbol, dejen que las personas de bien vayan a ver un partido con tranquilidad. En el fútbol sobran.