VALENCIA
Baraja tiene cita el miércoles con Layhoon Chan
Club y entrenador hablarán de las causas y soluciones al declive deportivo del Valencia antes de sentarse a negociar un nuevo contrato.
Rubén Baraja pidió dos días de relax antes de abordar temas de futuro y literalmente los tendrá. Lo dijo en público y también en privado, porque en Sevilla el entrenador tuvo una primera toma de contacto para hablar tras la permanencia con Layhoon Chan, Javier Solís y Miguel Ángel Corona. Ahí les pidió tiempo para desconectar, de hecho, se quedó en la capital andaluza, y también para analizar en frío lo vivido.
El Valencia quiere que Baraja (y Marchena) continúen, de hecho, ya se lo ha dicho. Pero antes de sentarse a negociar un nuevo contrato, el entrenador quiere hablar de las causas que han llevado al Valencia a pelear por el descenso hasta la última jornada y saber si hay sintonía en las soluciones. Y lo que escuche será lo que le lleve a tomar una decisión, al igual que será su grado de exigencias lo que acabará o no en un documento esa idea de ofrecerle la renovación.
Baraja tiene cita este miércoles con la presidenta, el director corporativo y el director de fútbol. Layhoon Chan se marcha a finales de semana a Singapur por asuntos personales y de ahí que se emplazaran para reunirse antes de su ausencia. Ahí se hablará del proyecto deportivo y lo que el propio entrenador definió en la sala de prensa del Benito Villamarín como “mentalidad” de club. Nada sobre su salario ni años de contrato. Eso, llegado el caso, se hablará después con Manuel García Quilón, agente del vallisoletano.
Baraja hablará con intermediarios que le explicarán sin medias verdades lo que hay. Esa es quizás una diferencia con respecto a sus antecesores. Unos, como Javi Gracia o Bordalás, hablaron con Anil Murthy y otro, como Gattuso, directamente con Peter Lim, que a tenor de las pretensiones del italiano en cuanto a nombres (Politano o Saúl), no tenía una fotografía clara de lo que había. El escenario en cuanto a la planificación no distará en exceso del habido en los últimos años. Habrá ventas, como la de Mamardashvili, y los refuerzos se ajustarán al Fair Play, con predominio nuevamente de futbolistas en calidad de cedidos.
A Baraja no le quita el sueño tanto los nombres como el perfil y el compromiso de los que lleguen. También de los que finalmente se queden. Ahí es dónde el vallisoletano tiene claro lo que quiere. A fin de cuenta es lo que realmente conoce: su vestuario. Son varios los jugadores que el cuerpo técnico entiende que sus cualidades y rendimiento no son acorde a la exigencia de un club como el Valencia, y por ahí considera que debe empezar la transformación. Por eso y por recuperar una filosofía de club que poco tiene que ver con las de antaño. Como ejemplo, la fotografía de ‘celebración’ por la permanencia que se hicieron en el vestuario del Benito Villamarín, que, si bien se entiende como parte del alivio que sintieron, choca con los recuerdos de la etapa de Baraja o Marchena como futbolistas, que ni celebraron el título de Copa del Rey de 2008 precisamente porque en Liga estaban coqueteando con el descenso.