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RAYO VALLECANO - ALMERÍA

Baptistao, Akieme y Embarba: de llenar las arcas del Rayo a ser su principal amenaza esta noche

El Almería llega a Vallecas con tres canteranos franjirrojos, cuyos traspasos reportaron 17,3 millones al club madrileño. Embarba sigue ostentando el récord de venta.

Baptistao, Akieme y Embarba, con el Rayo.

Hubo un tiempo en que la cantera era una mina para el Rayo. Esa fuente inagotable de talento en bruto que iba puliendo para usar y después, monetizar. De hecho, la venta más cara de la historia de la Franja la protagonizó un extremo que empezó en el filial: Adrián Embarba. El Espanyol abonó los diez millones de su cláusula en enero de 2020. Antes, el récord lo ostentó el delantero Leo Baptistao, que llegó para el juvenil y ya en el primer equipo llamó la atención de un Atlético que le fichó por siete millones en 2013. Aunque para juvenil laureado, aquel del doblete del que surgió Akieme, que hizo las maletas rumbo a La Masia —Ramón Planes mediante— por 300.000 euros. Todos ellos, antaño tesoros ocultos de la cantera vallecana, son ya joyas contrastadas que brillan en el Almería y amenazan a ese Rayo del que emergieron. Los tres apuntan al once en su regreso a la que fuera su casa. A los orígenes.

Leo celebra con Piti su primer gol con el Rayo.
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Leo celebra con Piti su primer gol con el Rayo.MIGUEL ANGEL MORENATTIDIARIO AS

Leo Baptistao, de 30 años, dio sus primeros toques a un balón en el fútbol sala, el hábitat idóneo para dar rienda suelta a sus virtudes: velocidad, regate... y gol. Mucho gol. Aquel equipo del Santos FC Futsal fue su punto de encuentro con Neymar, cuando ambos apenas cumplían diez años. Por entonces, ya apuntaban maneras. Hubo un día que se repartieron 16 dianas durante un partido y otro, en el que se reencontraron en Primera. La irrupción de la Franja en su vida lo hizo posible, pero su llegada a Vallecas resultó también una filigrana del destino. La llave fue un amigo de la familia, de profesión scouting. A los 16 años, Leo realizó una prueba con el Getafe. Los azulones no disponían de residencia para los chavales y eso le llevó hasta el Rayo. Allí tendría piso y una ayuda para la comida, pero pronto aparecieron los obstáculos. Siempre salvables. Ni los problemas burocráticos —sufrió una hepatitis y fue a tratarse a su país, ya que su padre es médico, pero al regresar a España con su pasaporte italiano la RFEF le denegó la ficha y tuvo que salir cedido al San Fernando—, ni una doble fractura de clavícula, le hicieron tirar la toalla. Brilló en el juvenil y en el filial, de ahí que Paco Jémez le diera la alternativa. “Es el ex más especial que tengo. Se lo debo todo al Rayo, me acogió muy pequeño y me dio la oportunidad de estar España y debutar. Si marcase, pediría perdón”, confesó el nueve del Almería esta misma semana.

Si marcase, pediría perdón. Es el ex más especial que tengo”

BAPTISTAO

Debutó en Primera un 25 de agosto de 2012 contra el Betis y lo hizo todo: marcó y asistió. Eso fue sólo el comienzo. Baptistao cuajó una temporada (la 12-13) de sobresaliente, coleccionando 28 partidos, siete tantos y unas cuantas actuaciones que enamoraron al Atlético. Pagó siete millones por él, aunque no encontró su sitio en el equipo colchonero y se marchó a préstamo al Betis. Los recuerdos de Vallecas seguían ahí, latentes, y en la 14-15 volvió. Otra vez hizo siete dianas en 25 partidos. A partir de entonces, el delantero vistió la camiseta de Villarreal, Espanyol, Wuhan, Santos y ahora Almería. Leo sigue siendo un tipo querido en el barrio. Y es que la parroquia rayista no olvida aquel Sporting-Villarreal, con el brasileño atacando, buscando el gol que diera la victoria a los suyos y de paso salvase del descenso a los franjirrojos. Tras un mano a mano, el balón se estrelló en la madera, como las esperanzas de los vallecanos, que cabizbajos veían cómo Marcelino le sustituía. “Por una sobrecarga”, esgrimió el técnico.

Akieme, en un partido contra el Leganés.
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Akieme, en un partido contra el Leganés.JUAN AGUADODIARIO AS

Sergio Akieme, de 25 años, formó parte del mejor juvenil de la historia del Rayo. Aquel que logró el doblete (Liga y Copa) en la 14-15. El lateral izquierdo comenzó en el Parla Escuela, luego jugó en el Getafe y los franjirrojos le ofrecieron pasar de cadete a juvenil de primer año. Ni se lo pensó. Eligió Vallecas. Allí el madrileño, de padres guineanos, quemó todas las etapas: juvenil, filial y primer equipo. Fue Míchel quien le abrió las puertas del Rayo, un 9 de junio de 2017, contra el Sevilla Atlético, aunque su participación en las temporadas posteriores fue meramente testimonial. Lo difícil no fue llegar, sino mantenerse y lo más duro, verse fuera semana tras semana. Su talento (es un portento físico, con una técnica exquisita) le condujo hasta la Sub-19 y el canterano se cansó de esperar. Terminó cogiendo el puente aéreo y marchándose al Barça B en la 19-20, dejando en las arcas franjirrojas 300.000 euros.

La vida me llevó a otros lugares, pero nunca olvidaré al Rayo”

AKIEME

A las órdenes de García Pimienta dio cinco asistencias y Setién contó con él para algunas convocatorias del Barcelona. Su siguiente destino fue Almería, donde ha echado raíces —ésta es su tercera temporada y el club llegó a pagar por él 3,5M€— y está destacando. Rubi ha sido fundamental en su explosión. Tanto es así que fue una de las opciones barajadas por el Betis para suplir en el mercado invernal a Álex Moreno. La afición rayista lo mira con nostalgia y cariño, el que siempre le demostró. Para muestra, un botón. Aki se marcó un gol en propia puerta en su debut en Primera ante el Getafe y la respuesta de la gente fue aplaudirle y arroparle. Esa fue su sentencia, abrazarle con una ovación. “Vallecas es un estadio que ruge, la presión se nota en el campo. La vida me ha ido llevando a otros lugares, donde he aprendido otras cosas, pero nunca olvidaré al Rayo”, afirmó el defensa estos días.

Embarba celebra un gol al Real Madrid.
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Embarba celebra un gol al Real Madrid.JESUS ALVAREZ ORIHUELA DIARIO AS

Adrián Embarba, de 30 años, sigue ostentando el récord de ventas del Rayo. Diez millones. El Espanyol se rascó la cartera para confirmar el buen ojo de la cantera franjirroja. No se lo imaginaba Adri cuando dormía abrazado a un balón de peluche, ni cuando tiraba caños a su familia en casa. Lo empezó a soñar más tarde, al entrar en las categorías inferiores del Real Madrid, por donde transitó de alevín B a cadete. Un camino que compartió con Carvajal, Sarabia, Álex Fernández, Morata... y tuvo que dejar atrás. Pese a que su paso por Alcalá, Leganés y Getafe le enseñó muchas cosas, lo que más le curtió fue la Tercera. Marchamalo y Carabanchel cambiaron el rumbo de su historia. A bote pronto, hicieron que el Rayo se fijase en este extremo tan habilidoso.

“Vallecas es mi casa, quiero mucho al Rayo”

EMBARBA

Iba para el filial, pero no tardó en derribar las puertas del primer equipo. Paco Jémez le dio la alternativa contra el Levante un 30 de agosto de 2013 y llegó para quedarse. Es más, eligió el Ensanche de Vallecas para vivir. Y a lo largo de seis temporadas y media, Embarba participó en un ascenso (17-18) y dos descensos (15-16 y 18-19). El que fuera, en repetidas ocasiones, máximo asistente de la Franja se reencontrará esta noche con un sinfín de compañeros (Dimitrievski, Catena, Trejo, Álvaro, Pozo, Óscar Valentín, Saveljich, Mario Suárez, Andrés, Comesaña, De Tomás...) y recuerdos. Lo tiene claro: “Aquello es como mi casa. Me siento muy querido por su gente y por el club. No celebraría un gol allí. Quiero mucho al Rayo”.