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ATLÉTICO

Atlético Medinenses: un legado de padres a hijos

La peña rojiblanca de Medina del Campo, con 160 socios y uno de los presidentes más jóvenes de España, Félix, celebró su noveno aniversario.

Junta directiva de la peña atlética Medinenses. De izquierda a derecha: Javi, Félix, el presidente, Félix, su padre, Fernando y Álvaro.

Quién quiera que fuera que le sustrajera a Javi esa cámara Canon de un 3008 blanco en el centro de Medina del Campo, Valladolid, ayer a las seis de la tarde acababa de robar historia rojiblanca. Una historia rojiblanca que va de un padre, Félix, a un hijo, Félix también, y atañe a 130 personas de esa localidad en este sábado de final de Copa del Rey con el corazón dividido, que por un lado juega el Athletic de Raúl García y, por otro, el Mallorca del Vasco Aguirre. Son las tres de la tarde en el Mónaco, en la plaza del pueblo, la más grande de España, con 14.000 metros cuadrados, cuando Javi, de la directiva de la peña Medinenses aún tenía su cámara al cuello y lo registraba todo a golpe de clic, clic, clic, cuando Félix hijo pide la palabra por primera vez: es el noveno aniversario de esa peña formada por tanta gente joven, y sobradamente preparada, “del Atleti”, que se sienta a la mesa para soplar las velas. Con un poder de oratoria que apabulla, da gracias, a todos los presentes en el salón de la planta de arriba del restaurante, con tantas peñas amigas, la de Palencia, con Maxi, la de Belmonte, con Luis, la de Benavente, con Javi, la de la Lucus Augusti, con Óscar, la de La Bañeza, con Alberto y con Gemma. Su padre, Félix mira orgulloso.

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Porque nada como la relación entre este padre y este hijo cuenta qué es el Atleti. Para el Félix pequeño no hay viaje persiguiendo el fútbol mejor que aquel en el que agarra la mano del mayor. El sentimiento es su mayor legado. Es uno de los presidentes más jóvenes de una peña rojiblanca. La comida es la foto, mientras Javi sigue clic, clic, clic. Es más que una comida de peña en la que el Atleti es el novio, la novia y el pañuelo en el aire. El Atleti es la sonrisa en la boca, la anécdota atada a la sonrisa en la boca de aquello que no se olvidará, la razón por la que los 36 comensales de pronto se levantan y brindan con esas botellas de Gourmet Sport que son más que especiales: la del Verdejo luce el escudo de siempre, la del tinto, el primero. Todas se brindan como lo que es. Lo mejor de la vida. El pegamento que más une.

Quien fuera que sustrajera esa cámara Canon de un 3008 blanco en el centro de Medina del Campo, Valladolid, que hasta las seis de la tarde de ayer pertenecía a alguien llamado Javi que la acunaba como a un hijo cargado de vida se llevó ese momento. El de Víctor, Benavente, haciendo aviones con la cuchara para repartir tartas, el de Maxi, de Palencia, emocionándose hablando de su nieta, del Atleti desde los tres meses, el de Luis, de la Belmonte, mostrando todas las localidades del mundo afiliadas a su peña, en un lugar de solo quince habitantes y con un museo que corre de boca en boca, de grande que es, Óscar, Lucus Augusta, Alberto, de La Bañeza, mientras Gemma graba como si cantara Dorian, con una sonrisa de esas anchas que llenan los ojos.

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Clic, clic, clic.

Javi lo guarda. Los regalos, los premios del sorteo, las palabras congeladas en un frame para siempre bajo esa camiseta mitad azul y blanca que dice en letras mayúsculas que esa esa la novena vez que soplan las velas, la peña Medinense, esa dirigida por Félix hijo, el mejor legado de ese hombre que es su padre, también Félix, y un bailador sin igual cuando de fondo suena Bisbal. El primer recuerdo juntos tiene más de 30 años. Es también una Copa del Rey, pero un que jugaba el Atlético. Ante el Madrid, en el Bernabéu. La de aquel gol de Futre.

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Aunque hoy ya no sea lo mismo. Porque hoy, cuando la noche cae y el aniversario siga con una merienda en La casa del herrero, como previa a la final de Copa, falta un clic, clic, clic a Javi le han robado la cámara de un 3008 blanco, llevándose quién sea que la sustrajo todos los recuerdos de un día que la peña medinense no olvidará. Aunque no tengan fotos en las que poder recordarlo.

Era un 3008 blanco. El centro de la localidad. Era una Canon profesional.

Félix hijo quiere sonreír. Es el noveno aniversario de la peña. Su padre también. Pero hasta las canciones de Bisbal suenan tristes en el local. Falta el clic, clic, clic de Javi. Es fiesta, es cumpleaños pero también ya no.

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