Aprobados y suspensos: El Pucela entristece el Zorrilla

Una nueva derrota del Real Valladolid, la cuarta consecutiva, esta vez ante el Rayo Vallecano, alejó a Zorrilla de las buenas sensaciones del último partido que vivió, frente al Real Madrid, y vuelve a confirmar, como lo sucedido ante el Mallorca, los malos presagios respecto a la falta de soluciones ofensivas. Con un agravante: el conjunto blanquivioleta entristeció a Zorrilla al sentirse triste, incapaz de encontrar su fútbol de otras veces.

Masip: Sacó desde la mismísima escuadra un zurriagazo de Lejeune desde la frontal. Adivinó el disparo de Isi Palazón en el penalti y no se dejó sorprender por Fran García en otro gran disparo cerca del descanso. Esas apariciones, contadas pero sonadas, de nada sirvieron a la postre.

Fresneda: A los 5 minutos, sacó el primer “oh” con su pisada ‘marca de la casa’. Contuvo bien a Álvaro García, al que le costó ganar la partida al canterano. Intentó también irse arriba con el cuero y se dejó ver cuando el equipo pisó campo rival. Fue de más a menos y acabó imbuido por el malestar general.

Joaquín: Sólido en el primer tiempo, en el que tuvo que colaborar en alguna ocasión tímida con Fresneda. Fuera de zona en el gol, aunque no fue el único alejado de donde quizás debía estar.

Javi Sánchez: Volvió a la titularidad y volvió empezando a un buen nivel; entre él y Joaquín secaron al siempre incómodo Sergio Camello. Empeoró sensaciones en la segunda parte, con varios errores claros en salida de balón que pudieron generar peligro para el Rayo Vallecano.

Lucas Rosa: Tenía delante una papeleta importante por la hiperactividad de Isi Palazón, a quien frenó bien por momentos, cuando el menudo atacante fue por fuera, gracias a su superioridad física. Cuando el rayista tendió hacia adentro, le costó bastante más. En ataque no pudo aportar nada.

Monchu: Como al resto del equipo, le costó afinar cuando se dieron los peores instantes del choque, con el cambio de dibujo y el Rayo creciendo al final del primer tiempo. Dio la sensación de verse superado en todo momento, no tanto por lo individual como por el contexto, de mucho dinamismo a su alrededor.

Iván Sánchez: Se la jugó con una croqueta entre cuatro rivales en el minuto 8. Volvió a hacerlo tiempo más tarde y se jugó la amarilla tras perderla. Mejor cuando fue práctico activando a sus compañeros de banda. Pasó a la izquierda con el cambio de dibujo.

Kike Pérez: El interior con mayor querencia a descolgarse en el dibujo inicial. Aunque se mostró intenso, pareció perderse en ese arrojo, incapaz de templar ante la superioridad del Rayo y acertando solo el 65% de entregas al descanso. Trató de sorprender con la derecha en la segunda mitad.

Plata: Empezó activo, con dos fuera-dentro con acierto dispar. Intentó, de hecho, muchas cosas durante toda la primera mitad, pero no le salió casi ninguna a última hora, después de sí atinar en algún gesto técnico. Lo de defender no fue con él; el 0-1 le pilló alejado con el Rayo dirigiendo la transición hacia su lado.

Kenedy: Se rompió en una galopada al espacio, la primera que tenía clara, antes de la media hora de juego en lo que era su primera titularidad. Antes de lesionarse, apenas tocó cinco veces el balón, lo entregó en tres ocasiones bien y cometió una pérdida; bagaje escaso una vez más.

Sergi Guardiola: Presente cerca de los centrales, aunque con las cositas que a veces le afean, dejándose caer varias veces. Pasó a banda con la lesión de Kenedy, aunque fue temporal. No se encontró, ni le encontraron, y tras 45 minutos muy pobres, fue sustituido al descanso.

También jugaron en el conjunto de Pacheta:

Weissman: Zorrilla se pronunció ovacionándole cuando salió, como si fuera un plebiscito. Se le quedó atrás el primer balón que se pudo convertir en una acometida. Le cobraron falta en una acción en la que remató acrobático. Dio un buen balón para Plano en la más clara del Pucela.

Óscar Plano: Un centro-chut suyo estuvo a punto de coger portería en el inicio de la segunda mitad. No alcanzó a rematar una buena jugada de Weissman. Tras ese buen arranque, se vio contagiado de la apatía generalizada y no pudo aportar nada más a un ataque nulo.

Malsa: El 0-1 parece no ir con él; está demasiado lejos de Comesaña, que pasa de estar por detrás de él a estar delante, en la jugada que habilita a Álvaro García. Dormido en dos jugadas con Óscar Trejo, se llevó algunos silbidos. Negado, hizo la tarde plácida al argentino.

Aguado: Su primer pase, filtrado, con orientación vertical clara, se convirtió en la acción de peligro de Weissman a la que no llegó Óscar Plano. Resultó prometedor, pero lo cierto es que no pudo sujetar a un dinámico Rayo. Fue tan impropio el partido que falló siete pases de los 16 que intentó.

El Yamiq: Hizo la de Alexanco; salió directamente como ‘nueve’. Sus centímetros sirvieron para que el Rayo Vallecano extremara precauciones, con la entrada de Mumin en los compases finales. Dio múltiples indicaciones para que le hicieran llegar mejor el balón, sin éxito.